¿Cómo pastorear el corazón de tu hijo? – Parte 5

Meditación bíblica por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Hemos estado hablando de las diferentes circunstancias que se dan en el hogar y de cómo todo ello influye en la formación de los niños y dichas circunstancias influyen en la persona que el niño habrá de ser.

También mencionamos que un error que se comete como padres es pensar que las influencias formativas son determinantes sin considerar que el niño reacciona de manera activa y no es inerte a todo lo que pasa en su vida, y considerar que los niños son responsables a la manera a la en que reaccionan.

Así en ocasiones los hijos pueden relevarse a pesar de nuestros más nobles esfuerzos, como padres debemos conocer y entender las necesidades de nuestro hijo y no olvidar que la relación y conocimiento que el niño tenga de Dios hará una diferencia.

Hoy hablaremos del desarrollo del niño y su orientación hacia Dios.

En la navegación de los botes de vela es importante saber que la orientación no la determina el viento sino la orientación de la vela; en este sentido la orientación hacia Dios es la vela en la vida del niño y, cualesquiera que sean las influencias formativas, es la orientación hacia Dios lo que determina las respuestas del niño a las influencias formativas.

Proverbios 9: 7-10 dice:

“El que corrige al escarnecedor se acarrea afrenta, el que reprende al impío se atrae mancha. No reprendas al escarnecedor para que no te aborrezca, corrige al sabio y te amará. Da al sabio y serás más sabio, enseña al justo y aumentará tu saber. El temor de Jehová es el principio de la sabiduría y el conocimiento del Altísimo es la inteligencia”.

Aquí podemos notar que la respuesta del necio a la represión y a la instrucción se contrasta con la del sabio y el versículo 10 nos ayuda a ver qué es lo que determina la respuesta

¿cómo necio o como sabio?

Y así el conocimiento y la relación con Dios nos dará sabiduría e inteligencia para responder a la corrección.

Todo ser humano tiene una orientación hacia Dios, en esencia todo el mundo es religioso y en su caso los niños también lo son.

Ellos o son adoradores de Dios o son adoradores de los ídolos, es decir, cualquier otra cosa que no sea Dios. Nunca son neutrales.

Romanos 1: 18-19 dice:

“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad, porque lo de Dios les es manifiesto pues Dios se lo manifestó”.

Todos tenemos una clara revelación por parte de Dios acerca de la verdad, pero los impíos, es decir aquellos que no toman en cuenta a Dios, ignoran esa verdad y no reconocen ni se someten a las cosas que Dios ha hecho claras.

Así un niño responde a Dios por medio de la fe o se suprime la verdad con injusticia.

Hay dos caminos a escoger, uno es si el niño tiene el corazón orientado hacia Dios, buscará conocer y servirle mejor y Dios le sustentará como el padre amoroso que es Él.

Y el otro, es ignorar a Dios y adorando todo aquello que no es Dios y que además no le puede satisfacer.

Verdaderamente el niño no se da cuenta de su comportamiento religioso, pero nunca es neutral. Hecho a la imagen de Dios ha sido diseñado con una orientación a adorar, aún como el niño que es o adora y sirve a Dios o a los ídolos.

 A menudo se nos dice que el hombre se hace pecador cuando peca, pero la Biblia enseña que el hombre peca porque es pecador.

El Salmo 51: 5 dice:

“He aquí en maldad he sido formado y en pecado me concibió mi madre”.

Esto es muy revelador y los hijos no son neutrales, aun estando en el vientre. Cuando los hijos lidian con sus experiencias de la niñes lo hacen desde una orientación hacia Dios, responden a la vida como niños de Fe que conocen, sirven y aman a Dios o responden como hijos de la necedad y de la incredulidad que no le conocen ni le sirven.

Cuando hay algo malo en el corazón del niño requiere corrección y una de las razones para disciplinar a los hijos es que la necedad está ligada al corazón del muchacho.

Proverbios 22: 15 dice:

“Más la vara de la corrección la alejará de él”

El remedio no es cambiar la estructura del hogar solamente sino el corazón del niño. Parte de la tarea como padres es pastorear el corazón del niño como una criatura que adora llevándolo a aquel que es digno de toda adoración.

Usted necesita lidiar con sus hijos como criaturas creadas a la imagen de Dios. En la tarea de la crianza de los hijos, siempre habrá los dos enfoques.

Se buscará proveer las mejores influencias formativas para sus hijos dando estabilidad y la seguridad que necesitan, además quiere que la calidad de las relaciones en su hogar refleje la gracia y la misericordia de Dios y si hay corrección, ésta sea la apropiada y también que los valores en el hogar estén basados en la Biblia, que no haya un hogar caótico sino bien estructurado.

En resumen, usted quiere una atmósfera saludable y constructiva para su hijo y con todo lo dicho y lo hecho su hijo no será producto de las influencias formativas, él reacciona a ellas de acuerdo a las decisiones pacto que hace o responde a la bondad y misericordia de Dios en fe o responde en incredulidad.

Crece para amar y confiar en el Dios viviente o se torna con más firmeza a varias formas de idolatría y su propia independencia.

En la Biblia hay muchos ejemplos, pero mencionaré uno en particular de que las influencias formativas no lo dicen todo: pensemos en José, la experiencia de su infancia estaba muy lejos de ser la ideal, su madre murió siendo él muy pequeño y era el favorito de su padre.

Sus sueños inflamaron el odio de sus hermanos y ellos lo traicionaron vendiéndolo como esclavo y revendiéndolo buscaron sacar alguna ganancia y a pesar de su integridad y honor siendo engañado fue encarcelado y olvidado por aquellos a los que había ayudado.

Cualquiera esperaría verlo frustrado, resentido y amargado, este sería el resultado de las influencias negativas en su vida, pero, todo lo contrario; con el tiempo él se reencontró con sus hermanos y ellos se echaron a tierra implorando su perdón y José les dijo.:

“¿A caso estoy yo en lugar de Dios?, vosotros pensasteis mal contra mi más Dios lo encaminó a bien para hacer lo que vemos hoy para mantener en vida a mucho pueblo” Génesis 50: 19-21

A pesar de todo José siempre confió en Dios y Dios hizo de él un hombre que respondía desde su corazón y su orientación hacia Dios, no permitió que las influencias negativas lo afectaran en todo tiempo confió en el inefable amor y misericordia de Dios.

Por ahora, hasta aquí hemos llegado, en la próxima, Dios mediante hablaremos de la autoridad como padres.

Bendiciones y hasta la próxima.

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