¿Cómo pastorear el corazón de tu hijo? – Parte 9

Meditación bíblica por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

La semana pasada hablamos acerca de la importancia de considerar la educación de nuestros hijos a la luz del fin supremo del hombre que es “Glorificar a Dios y gozar de Él para siempre”, y como dándole la gloria a Dios el niño, en principio, iniciará una relación de comunión con su creador y después con su prójimo, viviendo y actuando tomando en cuenta a Dios y poco a poco el niño sabrá y entenderá que puede confiar en Dios pues Él es su padre celestial.

Hoy seguiremos con lo que tiene que ver con la reconstrucción de los objetivos.

El primer paso para construir una casa es la excavación y la preparación del terreno. Se quita los arbustos piedras y demás residuos no necesarios para poder iniciar la construcción, en este sentido hemos estado hablando de la preparación del terreno, hoy hablaremos de la construcción.

Si bien es importante el desarrollar habilidades y mantener ocupados a los hijos en alguna actividad, también es importante saber qué valores se aportan al niño en dichas actividades.

Algunos padres explican que estas actividades les aportan un concepto de dignidad propia, pero nos preguntamos ¿no estamos alimentando del orgullo de hacer o lograr algo? ¿A qué me refiero?, la mayoría de los entrenadores no le dirá a un chico después de una gran jugada o un gran juego que den gracias a Dios por el ritmo de la coordinación después de cada hazaña.

En realidad, es que en muchas de estas actividades se les enseña a los niños a confiar en ellos mismos, mientras que las escrituras dicen que aquellos que confían solo en ellos mismos son necios cuyos corazones se han alejado de Dios.

El amor por ellos mismos y la confianza en uno mismo que esta cultura propone nos aleja del corazón de Dios.

Por otra parte, se ha puesto a pensar ¿qué valores se trasmiten en casa cuando la adoración en el día del Señor queda en segundo lugar por algún encuentro deportivo o alguna exhibición artística o algo parecido? y todo porque el niño necesita desarrollar sus habilidades y su concepto de dignidad propia.

Ahora bien, una perspectiva bíblica demanda que usted enseñe a sus hijos a ejercitarse y cuidar sus cuerpos como una expresión de la mayordomía de los dones de Dios. Por tanto, las habilidades deben de ser desarrolladas porque Dios nos ha dado el cuidado de los talentos y capacidades, así que las habilidades que se desarrollan hacen que los niños sean más capaces de servir y hacer servicio hacia otros, de este modo las actividades atléticas pueden ser una forma valiosa de generar unidad y comunión en la familia, en lugar de que la familia se rompa y cada quien vaya por su lado y hacia su propio lugar.

Sin embargo, si buscamos dirigir estas actividades en otro sentido, estas pueden servir para enseñar la lealtad familiar compartiendo los intereses de cada uno en los juegos, deportes o cualquier otra actividad.

Ahora, qué decir de los ajustes psicológicos, ¿qué hacer ante el fanfarrón que le amenaza? Algunos padres buscan que sus hijos aprendan el arte de la defensa personal y cómo y cuándo pelear, otros les dicen: nunca inicies otra pelea, pero si el otro la inicia, tú termínala, es decir, no seas un agresor, pero si hay necesidad “dale duro” ¿oramos por la ayuda de Dios para que le dé duro?

1ª de Pedro 2:23 nos dice que debemos de enfrentar la injusticia sin vengarnos, confiando en Dios, enseñándoles a ser pacificadores y ver las necesidades de los demás y que la blanda respuesta aleja la ira.

A través de las situaciones difíciles y dolorosas, los niños aprenden a amar a Dios y en enraizar su confianza y dependencia en Él.

Si como padres queremos vida convertidos, nuestra tarea es enseñar fielmente a nuestros hijos los caminos de Dios, recordando que es la tarea del Espíritu Santo obrar a través de la Palabra de Dios para cambiar sus corazones sin olvidar que otra de nuestras tareas como padres no solo es hablarles de la palabra de Dios, también debemos orar por ellos constantemente.

Recuerde, también los niños necesitan ser nutridos espiritualmente siendo instruidos en cuanto al carácter de Dios y aprendan a tener un temor apropiado a Dios haciéndoles entender que algún día estarán delante de la presencia de Dios rindiendo cuentas.

También comprobaran que, al conocer a Dios, esto hará una diferencia cuando tengan miedo, cuando estén enojados, estén dolidos cuando hayan pecado o alguien haya pecado en contra de ellos.

Saber cómo es Dios los capacitará para el tiempo de la tentación y el conocer a Dios les ayudará para los objetivos de su vida a largo plazo.

Algo más, es importante enseñarles acerca del arrepentimiento no solo de forma general, sino de los pecados específicos de la idolatría de su corazón, es decir, aquello que en su corazón ocupa el lugar de Dios y que el perdón refrescante y limpiador de Dios no se da solo una vez para así ser salvo, sino diariamente, pues la vida cristiana no es vivir de acuerdo a un código sino una vida de fe, compromiso y comunión permanente con el Dios vivo y verdadero.

Por ahora, hasta aquí llegamos, en la próxima hablaremos acerca de la adoración familiar y la buena conducta y la buena educación.

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