¿Cómo pastorear el corazón de tu hijo? – Parte 11

Meditación bíblica por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Hoy seguiremos con el tema ¿cómo pastorear el corazón de nuestro hijo?, la semana pasada hablamos de la importancia del devocional familiar como el medio por el cual el niño conoce a Dios y de ser posible hacerlo interactivo para los niños de tal manera que el niño vea al Dios vivo y verdadero de la Biblia.

Hablamos también de los buenos modales, que deben de ser una expresión del amor a Dios, al prójimo y a uno mismo, y finalmente de la importancia de que el niño haga su trabajo diligentemente y para la gloria de Dios; siendo esta enseñanza no solo la más importante sino la de mayor valor para su vida.

Hoy hablaremos de los métodos no bíblicos y la comunicación.

Hay muchos métodos que llevamos a cabo y que nos llegan de diferentes formas: revistas, libros, medios electrónicos, etc. los cuales prometen algún éxito o esperanza donde el punto es cambiar la conducta del niño, pero no su corazón.

El costo puede ser muy grande pues puede resultar que la medicina sea peor que la enfermedad. Aquí un ejemplo: recientemente vi un niño que tocaba y desordenaba lo exhibido en un centro comercial por lo cual se le llamó la atención a la madre del niño, a lo cual ella solo dijo “no hagas eso”, después de algunos minutos el niño no dejo de hacer eso y finalmente la madre exasperada dijo al niño “estoy harta de ti, no te quiero, encuentra otra persona que te soporte” y se alejó rápidamente del niño dejándolo solo.

El pequeño corrió tras su madre diciéndole “lo siento, te quiero”, la madre “vete, no te conozco” y siguió caminando rápidamente y diciéndole “no te quiero, vete”. El niño detrás de ella con ansiedad le decía “perdón, lo siento”.

Este fue un método de lucha de poderes, el cual el niño no pudo resistir al sentirse abandonado.

No podemos ser indiferente a los métodos, pero en términos bíblicos el método es tan importante como el objetivo y Dios esta interesado en ambos asuntos, es decir, en lo que hacemos y cómo lo hacemos.

Hablemos de la psicología popular. Este método consiste en hacer tratos con los niños usando el poder que se tiene como adulto en donde al niño se le dice que se le dará algo a cambio dinero, regalos, algo así como un soborno.

Si él cumple con una tarea o regla en el hogar como mantener limpio y ordenado su cuarto, incluso se llega hacer contratos en donde cada parte se compromete en algo, niños y padres.

El problema con estos tratos o sobornos es que lo que se le esta enseñando al niño es que solo el buscar y satisfacer sus propios intereses es válido sin importar los de nadie más. Además de que no aprende nada acerca de vivir bajo autoridad ni de Dios ni de sus padres.

Modificación de conducta: esto al parecer es muy simple, recompensar la buena conducta, consiste en premiar a los niños cuando hacen algo bueno; si bien es cierto que es gratificante para los niños cuando se les reconoce por hacer algo bueno, rechazamos la idea de recompensarles por cumplir con sus responsabilidades normales, como tener su cuarto limpio y ordenado o cumplir con sus tareas en casa o la escuela.

Emocionalismo: consiste con todo lo que se refiere a las emociones, y el enfoque está en el sentido del bienestar emocional. Como el niño que se veía abandonado por su madre que relatamos al inicio.

Otros padres hacen más suave esto cuando dicen a sus hijos “me haces sentir muy mal cuando hablas así, hieres mis sentimientos” y otras frases como “me avergüenzas, arruinaras mi reputación”; así el llamado no es a obedecer para la gloria de Dios, todo lo contrario, es para evitar la vergüenza y no arruinar la reputación y no alterar el bienestar emocional de los padres.

Otra variedad es cuando se rechaza cualquier tipo de disciplina física pues dicen que esto es cruel.

En cambio, recurren al aislamiento que consiste en dejar al niño en algún lugar de la casa sentado o de pie por un periodo de tiempo determinado y nadie de la familia puede hablar con él durante el tiempo del castigo.

Todos siguen con sus actividades ignorándolo como si no estuviera presente.

En este caso, su corazón puede llegar a endurecerse lo que puede provocar un alejamiento de los padres o impulsar al niño a un deseo de complacer a sus padres y buscar su aprobación, y ya sea complaciente o rebelde, el niño no está aprendiendo a vivir por un deseo de conocer y servir a Dios de tal manera el corazón y la conducta están íntimamente ligados y cualquier cosa que se modifique la conducta entrena al corazón, así podemos estar entrenando el corazón del niño para ser codicioso, interesado o egoísta y el trabajo en casa o escolar se realiza por la recompensa y en el otro caso en que se juega con las emociones, el niño no discierne el porqué de su mala conducta y lo que lo lleva actuar así.

Solo está aprendiendo a responder al miedo paralizante del aislamiento.

Otra más es la corrección punitiva, se hace uso de la amenaza y el castigo para así controlar a los hijos. Hay muchas variantes, el castigo puede ser desde golpearles, gritarles o simplemente la prohibición de algo que al niño le guste mucho. El propósito es mantener al niño controlado por medio de la experiencia negativa del castigo.

Proverbios 29:15 dice:

” la vara y la corrección dan sabiduría”

y no estamos en contra de esto, pero sí a la reacción basada en la ira y la frustración de los padres, que nada tiene que ver con la corrección que da sabiduría.

Prohibir el uso de algún juego o videojuego, teléfono o salir unos minutos de casa o con los amigos, es uno de los métodos más populares y esta clase de impedimento solo son punitivos y no correctivos pues no tratan con los asuntos del corazón.

Como podemos notar ninguno de estos métodos logra comunicar lo que como padres y agentes de Dios buscamos lograr en la crianza de los niños y que su corazón sea transformado.

Recuerde, Dios no solamente está preocupado con el qué de la crianza, Él también está interesado en el cómo, así entonces la comunicación juega un papel importante, pues ésta sentará las bases y será el sostén de todo lo que diga y haga y proveer las reglas y administrar la disciplina apropiada  pues el asunto no puede limitarse a reglas y disciplinas, tiene que ir mucho más allá, se requiere de una rica dimensión de la comunicación la que ha de ser multifacética, así esta forma de comunicación multifacética ayudará de muchas maneras pues incluye:

  1. aliento
  2. corrección
  3. ruego
  4. instrucción
  5. advertencia
  6. enseñanza
  7. oración

Todos estos elementos han de estar incluidos en la comunicación con los niños.

Pablo nos instruye en 1ª de Tesalonicenses 5 a modificar nuestro hablar para suplir las necesidades del momento de acuerdo a las circunstancias, dice que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles y que seáis pacientes con todos.

La comunicación es diferente para cada tipo de oyente, recuerde al no usar la comunicación adecuada podríamos hacer mucho daño.

Definamos algunos tipos de comunicación: Ánimo es llenarles de esperanza y valentía a través de una comunicación inspiradora.

Hablar con un chico inmediatamente que ha explotado en ira resulta un esfuerzo totalmente inútil, cuando esto pasa, lo primero es buscar que se calme y hasta entonces se podrá hablar racionalmente con él, haciéndole notar su poca tolerancia y su incapacidad de manejarla y que esto es algo que debe cambiar de su personalidad, él necesita ser alentado con el hecho de que Cristo vino porque somos pecadores y necesitamos de Él para cambiar.

Una reprensión o instrucción en el momento que se estalla en ira es inapropiado.

Otro elemento es el dolor tras el fracaso, los niños como usted piensan muchas veces que las cosas no tienen esperanza; es necesario ayudarles a determinar las razones de la desilusión y por tanto ayudarles a que conozcan las promesas de Dios, de tal manera que hallen esperanza y valentía en la inspiración que viene de Dios, quien ha prometido estar cerca de los quebrantados y de corazón contrito (Salmo 34: 18).

Corrección, en ocasiones el niño necesita ser traído a conformidad con una regla y la corrección es el remedio. El niño debe tener claro cual es el problema y lo que se puede hacer para corregirlo, la corrección ayuda al niño a entender las normas de Dios, así como evaluar su conducta de acuerdo a esa norma.

2ª de Timoteo 3:16 y 17 dice: “Toda la escritura es inspirada por Dios, útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia a fin de que el hombre de Dios sea perfecto enteramente preparado para toda buena obra.”

La escritura siempre nos instruirá en el camino de la verdad y nos hará notar aquello que esta mal en nuestra vida, nos corrige y nos enseña a hacer lo correcto.

Represión: la represión censura la conducta, a veces su niño debe experimentar un sentido de alarma, choque, que lo lleve a sentirse consternado por lo que hizo o dijo, por ejemplo, solemos poner limites a los niños en cuanto a su libertad de expresión y que no debemos decir a nadie que lo odias o que esperas que se muera o que sufra un accidente, tales expresiones conllevan a una represión fuerte y diríamos al niño con alarma e indignación que hace daño hablar así y que no queremos volver oírlo decir tal cosa y que además de la reprensión acompañarlo con instrucción y oración.

Súplica: este tipo de comunicación es intensa y con ahínco e incluye peticiones, solicitud y aún ruegos, sin embargo, no son los ruegos de un mendigo, sino la petición intensa de una madre o un padre quien conociendo a su hijo y sabiendo las formas en la que Dios actúa está dispuesto a derramar su alma en una sincera rogativa a fin de que el niño actúe con sabiduría y fe. Este tipo de comunicación se usa en situaciones de gran importancia.

Instrucción: la instrucción es el método para proveer una lección de vida, un precepto o información que ayudará a los niños a entender su mundo. Como padres, recuerde que trata con niños o adolescentes que tienen grandes lagunas en su comprensión acerca de la vida por lo que necesitan información acerca de sí mismos y de otros y además necesitan entender el mundo de la realidad espiritual y los principios del reino de Dios. Los principios que encontramos en el libro de los proverbios son una fuente repleta de información acerca de la vida.

Cuando el niño entiende la caracterización que se hace del necio, del holgazán, del sabio, del burlador y demás por el estilo, el niño desarrolla discernimiento acerca de la vida y le da sabiduría.

El salmo 119: 98-100 dice: “me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, porque siempre están conmigo, más que todos mis enseñadores he entendido porque tus testimonios son mi meditación, más que los viejos he entendido porque he guardado tus mandamientos” y,

“de tus mandamientos he adquirido inteligencia, por tanto, he aborrecido todo camino de mentira” (Salmo 119: 104).

Advertencia: la vida de los niños puede estar llena de peligros, pero la advertencia los pone en guardia contra estos peligros. Una advertencia es hablarles haciendo uso de la misericordia pues es como poner a los automovilistas una señal informando que el puente se ha roto, lo cual los alerta del peligro evitando daño alguno. Un padre que capacita a su hijo para que se mantenga alerta le ayudará a escapar del peligro. Podemos decir que la advertencia preserva.

Aquí algunos proverbios que contienen advertencias:

12:24 “Más la negligencia será tributaria”

13:18 “pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo”

15:1 “más la palabra áspera hace subir el furor”

16:18 “antes del quebrantamiento está la soberbia”

19:15 “y el alma negligente padecerá hambre”

Estas son solo algunas advertencias del libro de Proverbios y funciona de una manera muy simple, A lleva a B, es decir, es el mismo principio de la siembra y la cosecha. Se cosecha lo que se siembra. Una vez que los niños se apropien de estas verdades, sus actitudes y su conducta será poderosamente influenciada y veremos grandes cambios en su personalidad.

Enseñanza: la enseñanza es la forma de impartir conocimiento o hacer que alguien aprenda algo, en ocasiones la enseñanza se obtiene de un fracaso o problema, esta forma de enseñanza, no cabe duda es poderosa.

Finalmente, la oración, y aunque la oración no es comunicación con el niño sino con Dios, ciertamente es también un elemento esencial para la comunicación entre los padres. Así mismo, al orar con nuestros hijos les comunicamos nuestra fe y confianza en Dios.

Para terminar, algunas preguntas para reflexionar:

¿De los métodos mencionados, se identifica con alguno y qué tanto los ha usado?, ¿Cuáles son los inconvenientes?

¿Cuándo hay un problema en casa, como lo resuelve?, ¿con reglas y castigos o busca formas más plenas de comunicación?

¿Cómo alentaría a su hijo que ha fallado miserablemente pero genuinamente desea la ayuda de Dios?

La comunicación es el reflejo del corazón, Lucas 6:45 dice “porque de la abundancia del corazón habla la boca”, ¿En los asuntos del corazón hay algo que afecte su habilidad de comunicar con efectividad?

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