La regla dorada

Unas de las palabras mejor conocidas de Jesús, frecuentemente citadas, aun por personas que no saben que son de Jesús, son las palabras que son conocidas como «la regla dorada» o, que es lo mismo, la «regla de oro». Está en los evangelios de Mateo y de Lucas y dice «como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos» (Lucas 6:31). Según el Evangelio de Mateo (7:12) Jesús agrega que «esto es la ley y los profetas», o sea, es la voluntad de Dios para nosotros.
El contexto es un poco diferente en cada caso, mostrándonos así que es una regla que se puede (i y se debe!) aplicar en distintas situaciones. En los dos casos Jesús da la enseñanza a sus discípulos, prueba de que está hablando del comportamiento que Él espera de sus discípulos, o sea, los creyentes. En esencia, la regla de oro es otra forma, más profunda y precisa, de la ley que dice que tenemos que amar al prójimo como a nosotros mismos.
El significado de la regla de oro es sumamente
práctico. Quiere decir que debo ser el tipo de vecino que yo mismo quisiera tener. Tengo que ser el amigo tal como pudiera ser mi mejor amigo. Me es necesario, por mandato de Dios, que sea el tipo de cónyuge que yo mismo quisiera tener.
Tras todo esto está la verdad de que Dios quiere que seamos «autocríticos», quiere que nos examinemos, y no solamente en los momentos de tomar la Santa Cena. El «auto-examen» debe ser el estilo de vida del cristiano. A diferencia del estilo de los fariseos, a quienes tenemos una fuerte tendencia de imitar, debemos aplicarnos el principio de la regla de oro. Los fariseos, y nosotros sus discípulos, queremos una serie de reglas y recetas, sobre todo para juzgar a los otros, pero también para marcar el paso para nosotros, ya que siempre es más fácil cumplir con alguna regla que tener una actitud sana. El consejo de Jesús no es un conjunto de reglas, de cómo hacer esto o aquello, o como no hacer esta u otra práctica. Sino, más bien en lenguaje de Pablo, esto tiene que ver con consultar la ley de Dios escrita en el corazón, y, en lo concreto, guiar nuestra vida con este consejo de Jesús, que llamamos la «regla de oro». A ver si hace una diferencia en nuestra familia, en el matrimonio y en las relaciones sociales, aun en la iglesia.

Gerald Nyenhuis H. | Originalmente publicado el 29 de junio de 1997 Boletín Buen Óleo

Re-publicado el 12 de abril, 2020 en berithar.org.

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