Señales de Jesús. (1) Convertir el agua en vino – Juan 2:1-11

Meditación bíblica sobre Juan 2:1-11 por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Introducción

Tal como en nuestra vida diaria nos encontramos con señales te todo tipo todos los días, Dios nos ha dado señales que apuntan hacia verdades espirituales.

Tal como esas señales que vemos todos los días, las señales de Dios nos indican qué camino tomar, y nos sirven de guía.

Cuando Dios da una señal, esta apunta hacia una verdad espiritual que tenemos que aprender.

En el video anterior iniciamos una serie de videos sobre las siete señales de Jesús en el Evangelio de Juan. Dimos una breve introducción sobre el propósito de esas señales.

Hoy hablaremos de la primera señal que vemos en el Evangelio de Juan.

Se relata en Juan 2:1-11 nos enseña que Jesús es el Mesías (el Cristo) que inicia el nuevo pacto.

Vamos a revisar ese pasaje.

1.    Jesús es invitado a una boda y asiste a ella

El versículo 1 dice:

“Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús.”

Juan estaba haciendo aquí una narración de la vida de Jesús. Dos días antes se había encontrado con Natanael (1:43-51), al tercer día, Jesús y los que ahora lo seguían estaban en Caná de Galilea.

Los eruditos creen que Caná era probablemente la actual Khirbet Kana, un sitio que está a poco más de 12 kilómetros al norte de Nazaret.

Natanael era de Caná.

En esa época, después de un compromiso matrimonial lo que seguía eran las bodas. El compromiso matrimonial podría haber durado un año o tal vez un poco más, y la celebración de la boda podría durar una semana.

Posiblemente la madre de Jesús conocía a la familia del novio, por eso era parte de los invitados y, de hecho, al parecer ayudó en la celebración de la boda.

Hay algo que es interesante notar: en el evangelio de Juan, nunca se menciona a María por su nombre.

El versículo 2 dice: “Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos”.

Dado que Jesús y sus discípulos, junto con su madre María, fueron invitados a la boda, sugiere que la boda pudo haber sido de un pariente o un amigo cercano de la familia.

Los discípulos que estaban en ese momento con Jesús se mencionan en el capítulo 1: Andrés, Simón Pedro, Felipe, Natanael y el discípulo de quien no menciona su nombre, que probablemente era Juan.

Todos estos cinco discípulos estaban a punto de presenciar esta primera “señal” de Jesús que estaba a punto de suceder.

2.    Jesús recibió una petición

El versículo 3 dice:

Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.

María sabía acerca del problema de la escasez de vino. No se nos dice por qué sucedió esto. Quizás un error de cálculo. Quizás asistieron más personas de las esperadas. Quizás algunos invitados estaban bebiendo demasiado.

Cualquiera que fuera la razón de la escasez de vino, María sabía que en la cultura de esa época quedarse sin vino sería una gran vergüenza para la familia anfitriona.

Así que fue a ver a su hijo Jesús. Creyó que él podría resolver el problema.

Ahora bien, algunas personas piensan que María fue a Jesús porque esperaba que hiciera un milagro.

Pero recordemos que hasta ese momento, Jesús nunca había hecho un milagro.

Lo sabemos porque Juan dijo en el versículo 11 que Jesús convirtiendo el agua en vino fue “principio de señales”.

Entonces, María nunca había visto a Jesús hacer un milagro. Recurrió a Jesús porque quería que Jesús hiciera algo por la escasez de vino.

El versículo 4 dice: “Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora”.

Dirigirse a Maria como “mujer” era la manera formal, respetuosa y educada para dirigirse a las mujeres, vemos en muchos pasajes de los evangelios que Jesus solía hacerlos así.

 (Mateo 15:28; Lucas 13:12; Juan 4:21; 8:10; 19:26; 20:15).

Podría ser el equivalente a dirigirse a una mujer como Señora, pero era inusual -como es inusual en la actualidad- que un hijo se dirigiera a su madre como “mujer”.

Si un hijo se dirigía a su madre como “mujer”, solía añadir un adjetivo o calificativo.

Por cierto, la Nueva Traducción Viviente dice “Apreciada mujer, ese no es nuestro problema” para expresar esta idea. Sin embargo, la palabra “apreciada” no está en el texto griego.

Entonces, ¿por qué Jesús se dirigió a María simplemente como “mujer”?

Probablemente significaba que ahora había una nueva relación entre Jesús y su madre.

Jesús estaba a punto de embarcarse en su ministerio público. Ya no era simplemente su hijo; era el “Hijo del Hombre”. Su misión redentora había comenzado.

Todo lo que ahora hacía era en cumplimiento de esa misión.

Jesús continuó diciendo: “Aún no ha llegado mi hora”.

La palabra griega para “hora” ὥρα (jóra) aparece aquí en Juan 2:4 y también en 4:21, 23; 5:25, 28, 29; 7:30; 8:20; 12:23, 27; 13:1; 16:25; y 17:1.

Era una referencia al momento en la vida de Jesús cuando iba a dejar el mundo y regresar a su Padre en el cielo (13:1), la hora en que el Hijo del Hombre sería glorificado (17:1).

Esto iba a ocurrir más adelante a través de su sufrimiento, muerte, resurrección.

3.    Jesús resolvió un problema

El versículo 5 dice: “Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.

María dejó la solución en manos de Jesús.

Si Jesús quería permanecer al margen, lo haría.

Pero si Jesús quería hacer algo por la falta de vino, entonces los sirvientes debían estar listos para hacer lo que Jesús les dijera.

En otras palabras, María se sometió a la voluntad de Jesús. Su fe en su Hijo Jesús era reconocer que él sabía mejor qué hacer en esa situación.

Jesús le estaba dejando en claro a María que estaba bajo la autoridad de su Padre Celestial

El versículo 6 dice:

Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros.

Juan resalta que esas tinajas eran hechas de piedra.

Las tinajas de piedra eran muy valiosas, porque no contraían impureza ceremonial. En la Ley que leemos en Levítico 11:33 dice:

“Toda vasija de barro dentro de la cual cayere alguno de ellos será inmunda, así como todo lo que estuviere en ella, y quebraréis la vasija.”

Leemos en los versículos 7-8:

“Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. “

Jesús les dio a los sirvientes de la boda tres órdenes sencillas: “Llenen”, “saquen” y “lleven”.

Los sirvientes obedecieron las órdenes de Jesús. En algún momento entre llenar el agua y llevarla al maestresala, el agua se convirtió en vino.

Algo que podría haber sido una humillación social se convirtió en una celebración gloriosa.

Luego leemos en los versículos 9-10:

 “Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora.”

El “maestresala” era como un mayordomo principal o capitán de meseros. Su función era velar por la comodidad y el bienestar de los invitados. Era su responsabilidad verificar que la comida o el vino no estuvieran contaminados o que no se acabaran.

Como vemos, el maestresala estaba muy sorprendido por la calidad del vino que le trajeron.

Ahora,

¿por qué la primera señal de Jesús fue convertir el agua en vino?

En esta primera señal, Jesús nos muestra que iba a haber una transición del antiguo pacto al nuevo pacto.

Convertir el agua en vino mostró que Jesús era quien iniciaba el nuevo pacto. Y ese nuevo pacto estaría lleno de alegría, fiesta, ya que eso simboliza el vino.

4.    La señal es entendida por los discípulos y hay una respuesta

El versículo 11 dice: “Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.

Juan usó la palabra “señal” en lugar de “milagro” o “prodigio”, que usan los otros escritores de los Evangelios.

Juan señaló cuidadosamente que el milagro de convertir el agua en vino fue “principio de señales”.

Juan dijo que esa señal “manifestó su gloria”.

Esta señal apuntaba hacia Jesús como el Logos (1:14) que estaba con Dios y era Dios y fue enviado por Dios para mostrar el contraste entre el agua insípida de la vida anterior (representada por el agua en las tinajas de piedra) y la riqueza de la nueva vida en Cristo (representada por el vino ahora en las tinajas de piedra).

Juan también señaló que después de que Jesús hizo esta señal “sus discípulos creyeron en él”.

Juan escribió en Juan 2:23: “Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía.”

Juan concluyó su Evangelio con estas palabras en Juan 20:30-31:

“Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.”

Conclusión

Cuando Jesús instituyó la Cena del Señor la noche de su traición, dijo esto al beber la copa de vino:

“Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados. Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.” (Mateo 26:27b-29).

Jesús no beberá vino hasta que todos los creyentes estén con él en el reino de su Padre. Y eso tendrá lugar en lo que la Escritura llama “la cena de las bodas del Cordero”.

Leemos sobre ello en Apocalipsis 19:6-9:

“Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son las palabras verdaderas de Dios.”

Tu has sido invitado a la cena de las bodas del Cordero.

En esta fiesta de bodas, habrá alegría y deleite.

Todo pecado habrá desaparecido. Todo dolor habrá desaparecido. Todo sufrimiento habrá desaparecido.

La primera señal de Jesús nos enseña que Jesús es el Cristo que inicia el nuevo pacto.

Él te invita a unirte a él en esta fiesta.

¿Cómo lo haces?

 “Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”. Amén.

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