En Jesús la salvación perfecta – Hebreos 2:5-‬18

‬Meditación de la serie Epístola a los Hebreos‬‬ por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando; pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le visites?
Le hiciste un poco menor que los ángeles, Le coronaste de gloria y de honra, y le pusiste sobre las obras de tus manos; todo lo sujetaste bajo sus pies.
Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas.
Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.
Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.
Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, En medio de la congregación te alabaré.
Y otra vez: Yo confiaré en él.
Y de nuevo: He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.
Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.

Cristo debe ser obedecido hasta por los mismos ángeles, pues el Padre le dió soberanía por sobre todo el mundo y lo puso por encima de los ángeles por lo tanto estos quedan a su servicio, ya que también Él es Dios.

Cabe recordar que esta potestad le fue primero dada al hombre, a través de Adán más este decidió alejarse de Dios al desobedecerle, por lo que nos fueron retirados todos nuestros beneficios a causa del pecado, estos nos serán devueltos en el mundo venidero, es decir, en la segunda venida del Señor, un mundo renovado y esto será por Cristo ya que con su sacrificio en la cruz también redimió la creación, pero esto lo veremos hasta que Él regrese, pues a Él quedó sujeto todo lo porvenir.

Para que Cristo fuera exaltado primero fue encarnado por lo que Dios lo hizo menos que los ángeles, pero esto solo fue por un corto tiempo, pues era necesario que se humillara tomando su naturaleza de hombre para que después fuera exaltado por sobre todo nombre, y ahora está coronado de gloria y honra por lo que concluimos que la humillación de Cristo es el inicio de su exaltación.

Ningún ángel fue encarnado, ni se humanizó, mucho menos que vivió entre nosotros, tampoco se le dió la facultad de darnos la salvación. Su participación fue limitada a ayudar al Señor a crear las circunstancias para estar entre nosotros.

Y al vivir Jesús entre nosotros, se identifica plenamente con el género humano, esto da cabida a que sea nuestro sumo sacerdote pues al ser encarnado padeció, sufrió y disfrutó como nosotros, pero sin pecado, logrando permanecer limpio para ser aceptado por Dios Padre al ejecutar el sacrificio vicario.

Nos quita el velo del desconocimiento de Dios pues para conocer a Dios en nuestra justa capacidad solo a través de Él quien lo conoce cara a cara y por eso nos lo puedes revelar sin que haya distorsión

para reverenciar, adorar y honrar al Padre como a Él le agrada y esto solo a través de Cristo, cabeza de la Iglesia.

Solo por Cristo como heredero de toda la creación, podemos recibir por misericordia, todo lo perdido, y siendo el heredero de toda la creación, no se avergüenza de llamarlos hermanos.

Jesucristo al venir y habitar en el mundo como un hombre pleno pueden tomar cabalmente nuestro lugar pues vence todas las tentaciones qué nosotros tenemos y se mantiene puro, santo, inmaculado, exactamente como la justicia de Dios requería el sacrificio para perdonar todos los pecados del mundo de una vez y para siempre ¡Gracias Señor por ello! Pues nuestra salvación no se pierde

En su padecimiento de muerte la venció por nosotros más no para sí, pues Él es todo Santo, tomó la muerte por todos nuestros pecados, librándonos de la muerte, Él fue coronado para que toda rodilla se doble ante Él en alabanza y gratitud por lo qué hizo por nosotros sus hijos.

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Epístola a los Hebreos

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