Dios nos libra cuando nos refugiamos en Él – Salmo 25:16-22

Introducción

Este es el tercer video en que estudiamos el Salmo 25.
Hemos dicho que en este salmo David expresa en oración su ferviente deseo de refugiarse en Dios y caminar en los caminos de Dios, y le pide guía y protección.
Por la historia de David que podemos leer en la Escritua, sabemos que David ers constantemente atacado por sus enemigos y a lo largo de su vida, tuvo muchos períodos de prueba y grandes dificultades.

En este salmo, podemos ver lo que había en el corazón de David al atravesar momentos difíciles. De ello podemos aprender mucho.

Salmo 25 nos muestra que podemos superar los problemas de la vida cuando nos aferramos a tres verdades infalibles.

  1. Dios nos ayuda en nuestro momento de necesidad (25:1-7)
  2. Se puede confiar en Dios (25:8-15)
  3. Dios nos libra cuando nos refugiamos en Él (25:16-22)

En los dos videos anteriores, del los cuales dejo la liga aquí abajo, hemos visto las dos primeras verdades, hoy veremos la tercerade ellas:

Dios nos libra cuando nos refugiamos en él

David, habiendo buscado refugio en Dios, le pide que lo libere de sus temibles enemigos, que era algo externo; pero también pide ser liberado de lo que había internamente en él: algunas de sus emociones que posiblemente llegaron a ser espantosas.

¿Qué emociones podemos notar que había dentro de David, de las cuales necesitaba ser liberado?

La soledad (v. 16),
«Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido.»

Un corazón angustiado (v. 17),
«Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas.»

Aflicciones, adversidad, sufrimiento, penurias (v.18)
«Mira mi aflicción y mi trabajo, y perdona todos mis pecados.»

¿De qué cosas externas quería ser liberado?

Enemigos, violencia y odio (vv. 19-20)
«Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado, y con odio violento me aborrecen. Guarda mi alma, y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti confié»

Peligros (vv. 21)
«Integridad y rectitud me guarden, porque en ti he esperado»

Parece que el versículo 20 es clave para entender el pensamiento de David aquí.
Aquí está la confiada afirmación de David:

“Guarda mi alma, y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti confié”

Es interesante la forma en que se expresa esto en la Nueva Traducción Viviente:

“¡Protégeme! ¡Rescata mi vida de sus manos! no permitas que me avergüencen, pues yo en ti me refugio”

o en la NVI:

«Protege mi vida, rescátame; no permitas que sea avergonzado, porque en ti busco refugio»

En el hebreo original usa la palabra חָסָה kjasá .. que significa precisamente: huir por protección, confiar.
Esta palabra comunica el deseo de encontrar refugio en forma urgente, porque hay otra palabra que significa buscar refugio pero no con urgencia, esa palabra es: בָּטַח batakj. Aquí el salmista expresa que se apresura a buscar refugio en Dios.

Al leer en la Escritura acerca de la vida de David, vemos cómo Dios siempre libró a David cuando confió y se refugió en Dios. Sin embargo, en aquellas ocasiones en las que David no confió en Dios y pecó, sufrió las consecuencias.

Nuestro refugio es Jesús

Esto se expresa maravillosamente en la respuesta a la primera pregunta del Catecismo de Heidelberg, que es considerado como uno de los escritos más influyentes de la herencia Reformada.

La primera pregunta es:
«¿Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte?»

La respuesta es:
Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte (a), no me pertenezco a mí mismo (b), sino a mi fiel Salvador Jesucristo (c), que me libró del poder del diablo (d), satisfaciendo enteramente con preciosa sangre por todos mis pecados (e), y me guarda de tal manera (f) que sin la voluntad de mi Padre celestial ni un solo cabello de mi cabeza puede caer (g) antes es necesario que todas las cosas sirvan para mi salvación (h). Por eso también me asegura, por su Espíritu Santo, la vida eterna (i) y me hace pronto y aparejado para vivir en adelante según su santa voluntad.

Entonces, podemos prevalecer ante los problemas de la vida cuando nos aferramos a esas tres verdades que nunca fallan:
Dios nos ayuda en nuestro momento de necesidad
Se puede confiar en Dios
Dios nos libra cuando nos refugiamos en él

Para concluir, repito lo que G. Campbell Morgan dijo una vez:

Lo que hagamos en la crisis siempre depende de si vemos las dificultades a la luz de Dios o a Dios a la sombra de las dificultades.G. Campbell Morgan

Esto es algo de lo mucho que podemos aprender del Salmo 25.

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