ENTREGADOS A UNA MENTE DEPRAVADA – Romanos 1:28-32

SERIE: La ira de Dios contra la rebelión de la humanidad
Parte 4: ENTREGADOS A UNA MENTE DEPRAVADA – Romanos 1:28-32
Meditación bíblica sobre Romanos 1:28-32 por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Hoy concluimos con la serie de cuatro videos que he titulado:  La ira de Dios contra la rebelión de la humanidad.

Los videos anteriores se titulan:

Y este video se titula: ENTREGADOS A UNA MENTE DEPRAVADA – Romanos 1:28-32

El pasaje bíblico de hoy se encuentra en Romanos 1:28-32 habla sobre cómo estamos entregados a una mente depravada. En esos versículos se mencionan veintiún pecados que surgen cuando una sociedad rechaza a su Creador. Aunque esta lista no es completa sino parcial.

El pasaje termina en el verso 32 con una de las declaraciones más fuertes de la Biblia:

“quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.» Romanos 1:32.

Aquí se establece con claridad que existen normas absolutas y éstas provienen de Dios, una de ellas es la ira de Dios sobre el pecado humano.

Hay pocos pasajes en la Biblia que muestren con mayor claridad cómo la depravación moral es resultado del juicio de Dios.

¿Cuáles son las causas de los problemas que enfrentamos hoy en día?

Varios historiadores y filósofos han ofrecido diferentes respuestas:

Oswald Spengler: Propuso una explicación biológica, diciendo que las civilizaciones envejecen y mueren como otros seres vivos.

Arnold J. Toynbee: Ofreció una perspectiva religiosa, diciendo que las civilizaciones no responden a los desafíos espirituales superiores y por eso se estancan.

Albert Schweitzer: Buscó una explicación ética en su obra «Civilización y Ética».

El apóstol Pablo, en este pasaje, presenta un punto de vista totalmente diferente. Su respuesta es directa y está resumida en Romanos 1:24, que dice que cuando la humanidad se rebeló y pecó, Dios los entregó a los deseos pecaminosos de sus corazones, lo que dio como resultado impureza sexual y degradación de sus cuerpos entre sí. En otras palabras, la rebelión sexual, el libertinaje y la anarquía son formas del juicio de Dios. Es importante notar que Pablo no habla del castigo eterno en estos versículos (vv. 24, 26, 28). En cambio, habla de un juicio que ocurre en esta vida.

Sin embargo, también evidentemente menciona el concepto del tormento eterno (Romanos 1:32). Eso significa que el juicio de Dios continúa en la eternidad de forma más intensa y permanente si se no se hace caso del escape que ofrece el evangelio de la cruz. Cuando algunas personas se preguntan:

¿Puede Dios realmente entregar al hombre al juicio?

Este pasaje proporciona una respuesta clara: «Sí».

Pero esta no es la respuesta definitiva. La respuesta definitiva proviene de la cruz de Jesucristo, donde Jesús exclamó: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Cuando pensamos en ese momento nos damos cuenta de que indudablemente Dios sí puede entregar al hombre al juicio. Fue aquí donde el Hombre sin pecado –Cristo Jesús– cargó con el juicio de Dios por el pecado, declarando para siempre la verdadera naturaleza del pecado: merece la pena de muerte tanto espiritual como física, y mostrando la condenación divina como algo necesario.

¿Le preocupa a Dios la humanidad?

La respuesta a esta pregunta también se encuentra en la cruz. Fue Dios quien dio a su Hijo para ofrecer el sacrificio penal, expiatorio y sustitutivo, sirviendo como remedio para el pecado y la muerte. Si eso no fuera suficiente evidencia del amor y la preocupación de Dios, hay que darse cuenta de  que Él ha revelado a la humanidad su condición perdida y el significado de la muerte expiatoria. Ha presentado el significado de su muerte expiatoria en la Palabra escrita de Dios y la ha preservado para que innumerables millones en el transcurso de la historia humana la lean y la descubran.

El sacrificio de Cristo es prueba del amor y preocupación de Dios hacia la humanidad.

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Nota 1: En la introducción de The Decline of the West (La decadencia de Occidente, en 1918), Spengler cita a Johann W. von Goethe y Friedrich Nietzsche como sus principales influencias. El vitalismo de Goethe y la crítica cultural de Nietzsche, en particular, se destacan en sus obras.

Spengler también se vio influenciado por la visión universal y cíclica de la historia mundial propuesta por el historiador alemán Eduard Meyer.[38] La creencia en la progresión de las civilizaciones a través de un proceso evolutivo comparable con los seres vivos se remonta a la antigüedad clásica, aunque es difícil evaluar el alcance de la influencia que tuvieron en Spengler esos pensadores: Catón el Viejo, Cicerón, Séneca, Floro, Amiano Marcelino y, más tarde, Francis Bacon, quien comparó diferentes imperios entre sí con la ayuda de analogías biológicas.

Ver los demás videos de la Serie:

La ira de Dios contra la rebelión de la humanidad

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