¿Y YO, PARA QUE SOY BUENO?
Esta pregunta, aunque parece sencilla, puede transformar tu manera de vivir la fe.
Tal vez te la has hecho en silencio, o quizá la has escuchado en boca de alguien más. Pero detrás de ella hay una búsqueda profunda: el deseo de encontrar propósito, de saber que lo que somos… tiene valor.
Hace unos años, en una reunión familiar, uno de los primos más jóvenes se acercó a su abuela y le preguntó con toda sinceridad: “¿Y yo para qué soy bueno?”
La abuela, con esa ternura que solo los años dan, le respondió: “Tú eres parte de esta familia, y aunque aún no lo veas, tienes algo especial que solo tú puedes aportar.”
En la iglesia -que también es una gran familia- muchos nos hacemos esa misma pregunta: ¿Cuál es mi lugar? ¿Qué puedo aportar que realmente haga la diferencia?
En Berith, todos compartimos algo profundo: somos parte de la familia de Dios. Pero también somos distintos, con personalidades, talentos y formas de ver el mundo que nos hacen únicos. Y eso no es un problema… ¡es parte del diseño de Dios!
El apóstol Pablo, en su carta a los Corintios, nos da una pista importante: cada uno de nosotros ha recibido dones especiales, llamados “carismas”.
Cuando escuchamos la palabra “carisma”, solemos pensar en alguien que brilla, que habla con entusiasmo y que atrae miradas. Pero Pablo se refiere a algo mucho más profundo: el carisma como un regalo de gracia, una manifestación del Espíritu Santo en nuestra vida. Él escribe en 1 Corintios 12:4:
“Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo…” en seguida enlista una serie de diferentes dones y termina diciendo, en el verso 11:
“Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.”
Eso significa que tú, sí… tú, has recibido algo especial. No se trata de habilidades que se compran o se imitan. Son regalos que Dios te ha dado para que los uses con tu mente, tus palabras, tus manos… en tu vida cotidiana. Así que si alguna vez te has preguntado “¿cuál es mi lugar en esta familia?”, recuerda esto: Dios ya te ha dado lo necesario. Tus dones no solo te conectan con Él, sino que también bendicen a los demás.
IGLESIA NACIONAL PRESBITERIANA BERITH, BOLETIN BUEN ÓLEO Domingo 9 de Noviembre 2025
