VISIÓN

En tiempos pasados hablamos mucho acerca de la “visión” de la iglesia. Siempre  hablamos de la Visión en relación con la “misión” de la iglesia. De hecho, tendremos que pensar en las dos cosas a la vez. Aunque sean semejantes  son distintas la ”misión” y la “visión”.

La “misión” de la iglesia  tiene que ver con el propósito de la iglesia. Tiene  que ver con el porqué de la iglesia y el para qué.  La descripción de este propósito es nuestra “misión”. No es muy complicada, ni es muy larga la descripción de nuestra “misión”. En el sentido más sencillo, la misión de la iglesia  es “promover el Reino de Cristo”. Esta misión  merece estudio y explicación, pero no es demasiado complicada. Otra manera para describir la misión de la iglesia es decir que “la iglesia fue llamada para ser iglesia”. Pensar en esto requiere que sepamos bien lo que es la iglesia, según la revelación de Dios sobre este deber, para que nos esforcemos para ser iglesia.

Pero, hoy vamos a pensar en la “visión” dando por sentado que alguna idea tenemos de nuestra “misión”. La “visión” es la idea, el retrato de la iglesia que tenemos  en la mente que haga concreto en nuestros pensamientos, el cómo tenemos que ser  como iglesia para cumplir con nuestra “misión”, es decir, cumplir con nuestro propósito.

La visión, la perspectiva de cómo debe ser la iglesia, sobre todo, cómo va a hacer la iglesia, en un año, en cinco años, y cómo va a ser para nuestros hijos.

Todos tenemos una “visión”. No es muy explícita, ni bien pensada, pero si tenemos una idea de cómo somos, cómo queremos ser, y como en el porvenir. Todo esto es, en una forma tenue inicios de una “visión”. Esta “visión” se registra en nuestra consciencia.

Por ejemplo, queremos tener una iglesia amable y, a veces, culpamos a la iglesia por no serlo, aunque no pensamos en que la amabilidad de la iglesia depende de nosotros esto, esto es, de nuestra amabilidad. . Contemplamos una iglesia que encuentre un animoso interés en palabra de Dios, aun cuando no somos fieles en leerla.

Quizá esta es la razón por la cual no hablamos mucho de nuestra visión; sabemos que no podemos evitar tener una visión, el tenerla es una obligación. Un ejercicio espiritual que nos conviene hacer es el hablar y actuar para que hagamos explicito esto que llevamos implícito.

Estamos en esto. En la Reunión Congregacional pusimos como objetivo para la iglesia aprender de la oración y practicarla más. Es parte de nuestra “visión”, esto de ser una comunidad de oración tal como Dios quiere que oremos. Y tenemos que recordar, ser conscientes de nuestra “visón” nos llega a ser una obligación.

Párrafos extraídos del editorial publicado el 29 de marzo 2009, en el boletín Buen Oleo, Iglesia Nacional Presbiteriana

 Párrafos extraídos del editorial publicado el 29 de marzo 2009, en el boletín Buen Oleo, Iglesia Nacional Presbiteriana Berith

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