Bendice, alma mía, a Jehová
Meditación sobre almo 103 por el A.I. Saulo Murguia A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
20 Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles,
Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra,
Obedeciendo a la voz de su precepto.
21 Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos,
Ministros suyos, que hacéis su voluntad.
22 Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras,
En todos los lugares de su señorío.
Bendice, alma mía, a Jehová.
Es fácil decirles a los demás qué hacer.
Pero lo que no es fácil es decirle a nuestra propia boca lo que debe decir, a nuestros ojos qué deben mirar o a nuestros pies a donde deben ir.
En este salmo, vemos que David le habla directamente a su alma con estas palabras: «Bendice, alma mía, a Jehová» (Salmo 103: 22).
Este salmo inicia con éstas palabras, y con estas mismas palabras termina.
Y durante todo el Salmo dice las razones por las que Dios debe ser bendecido.
Si observamos bien, le dice a toda la creación que bendiga a Dios.
Él escribe: «Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles… Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos; Ministros suyos, que hacéis su voluntad. Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras, en todos los lugares de su señorío». Salmo 103: 20-22
En el versículo 19 nos dice por qué todas las criaturas deben bendecirlo. Escribió: «Jehová estableció en los cielos su trono, y su reino domina sobre todos.»
Y esa precisamente es la razón por la cual él ya había dicho en el versículo uno: «Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre».
¡El nombre es Dios sobre todo! Él gobierna y es dueño de todas las cosas.
No solo merece ser bendecido, sino que debe ser bendecido por toda la creación.
Las criaturas pensantes y dispuestas, hombres y ángeles, deben hacerlo; ya través de ellos y del uso que hacen de las otras criaturas que les da, Dios debe ser bendecido.
Aférrese hoy a esa verdad y póngala en práctica más plenamente cada día por el resto de su vida.
Bendice Su nombre diciendo con tu boca y también con tus acciones, que Él es quien «domina sobre todos» y está sobre toda la creación.
Bendícelo como Dios y solo como Dios.
Creado a imagen de Dios, el creyente es capaz de hablar con Dios, en nombre de Cristo Jesús.
Esta mañana y cada mañana, dile a tu alma que bendiga a Dios durante todo el resto del día.