Sociedad Femenil Lidia – 30 septiembre, 2020

Seguimos con el estudio sobre La Reforma
«Ahora no es tiempo de tener miedo»
Expositor: Víctor Sandoval García


Himno #42 «Castillo Fuerte»
Audio y texto del estudio a/c del A.I Víctor M. Sandoval García

MARTÍN LUTERO, INSTRUMENTO DE DIOS

Víctor Manuel Sandoval

5. “AHORA NO ES TIEMPO DE TENER MIEDO”

“Dios es Nuestro Amparo y Fortaleza.”

Salmo 46:1

Seguimos visitando algunos de los pasajes de la Biblia que fueron y son centrales tanto en el redescubrimiento como en la proclamación y defensa de las verdades del Evangelio durante la Reforma del siglo XVI. Ahora consideramos el Salmo 46, en el cual Martín Lutero encontró inspiración para crear el himno más emblemático de esa época: “Castillo Fuerte es Nuestro Dios” –  Ein’ feste Burg ist unser Gott.

El poeta Heinrich Heine dice que este himno fue cantado por Lutero y sus compañeros mientras entraban a Worms el 16 de abril de  1521 para asistir a la dieta en la cual Lutero debía confirmar o rechazar sus  escritos. Otros afirman que fue un tributo de Lutero a su amigo Leonhard Kaiser, mártir protestante ejecutado el 16 de agosto de 1527. También fue cantado en 1530 en Augsburgo en la dieta donde se presentaron las confesiones de la fe Reformada ante el Emperador, y en muchas otras ocasiones más, cuando se proclamó y defendió   la verdad revelada en la Biblia. El más

antiguo himnario existente en que aparece este himno es el de Andreas Rauscher (1531).

El testimonio denodado de la verdad del Evangelio requería valor y fortaleza ante las amenazas y violencia que sufrieron los creyentes a causa de su fe. “¡Ahora no es tiempo de tener miedo!” ¿En dónde encontrar esa fuerza? Lutero volvió una vez más sus ojos a la Escritura para encontrar el amparo en la fidelidad de Dios, en el salmo 46.

El tema central del salmo es que por cuanto Dios, el protector y defensor de su pueblo, está con nosotros, ¡No temeremos!

Este salmo tiene tres tiempos, tres estrofas. Cada una de ellas termina con la frase “Jehová de los Ejércitos (Jehová Sabaoth), está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob”, vv 7 y 11 (Algunos autores introducen esta frase también al final del v. 3, lo cual es perfectamente congruente con la estructura del poema). Después de cada estrofa aparece la palabra Selah – pausa – para reflexionar.

El primer tema (1-3) se describe como el caos total, el orden subvertido. Crisóstomo hace la siguiente amplificación del texto: “Aunque veamos revolverse todo, una turbación insoportable, cosas que jamás habían sucedido, la entera creación reventando, los montes agitados, todo descuajado de sus fundamentos, los elementos trastocados . . . no temeremos.”

DIOS es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 

2 Por tanto no temeremos aunque la tierra sea removida; Aunque se traspasen los montes al corazón de la mar. 

3Bramarán, turbaránse sus aguas; Temblarán los montes á causa de su braveza.  

Jehová de los ejércitos es con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Selah.)

El segundo tempo (4 a 7), plantea en contraste un escenario de paz, tranquilidad y bendición en la ciudad donde está la morada del Altísimo. Ante el trueno de Dios, se tambalea la tierra, pero su pueblo está guardado por él.

4 Del río sus conductos alegrarán la ciudad de Dios, El santuario de las tiendas del Altísimo. 

5 Dios está en medio de ella; no será conmovida: Dios la ayudará al clarear la mañana. 

6 Bramaron las gentes, titubearon los reinos; Dió él su voz, derritióse la tierra. 

7 Jehová de los ejércitos es con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Selah.) 

La tercera estrofa (8 a 11), nos invita a contemplar las obras de Jehová y a reconocer que él es Dios; nos recuerda que el Señor será exaltado en todas las naciones en la tierra.

8 Venid, ved las obras de Jehová, Que ha puesto asolamientos en la tierra. 

9Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra: Que quiebra el arco, corta la lanza, Y quema los carros en el fuego. 

10 Estad quietos, y conoced que yo soy Dios: Ensalzado he de ser entre las gentes, ensalzado seré en la tierra. 

11 Jehová de los ejércitos es con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Selah.)

El himno de Lutero expresa las angustias, luchas y peligros propios del momento: “Demonios prontos a devorarnos, pérdida de los bienes, de los hijos y de la mujer”, pero afirma triunfal que el reino de Dios permanece para siempre. “Jehová de los Ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob.


Antes de cerrar este breve ciclo de cinco conversaciones, permítanme citar una conclusión que el Pbro. Felipe Delgado, pastor de mi niñez y primera juventud, escribió a propósito de un discurso sobre la Reforma Religiosa para el Siglo XX en 1974, publicado en la Revista Teológica que editaba el Prof. Nyenhuis, Rector del Seminario Juan Calvino:

“¡Que con celo ardiente estudiemos, nosotros y nuestros hijos, la doctrina que Dios nos entregó en su santa Palabra y aprendamos a combatir eficazmente por ella, sin ser arrastrados por los vientos o huracanes de las doctrinas falsas! Si sabemos mantenernos fieles a la doctrina bíblica, la Reforma religiosa que reclama nuestro siglo XX se manifestará tan pujante como lo fue la del siglo XVI.

Para convertirnos en adalides de la Reforma religiosa de nuestro siglo, necesitamos tres cosas importantes:

Primera – Conocer, obedecer y enseñar la Palabra de Dios porque “la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” Heb 4,12.

Segunda – Cada uno de los actuales creyentes necesita convertirse en un denodado testigo de Cristo, porque “si confesares con tu boca al Señor Jesús y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se hace confesión para salvación.” Rom 19,9-10

Tercera – Es necesario ser ardientemente celosos para “contender eficazmente por la doctrina una vez para siempre entregada a los santos en Cristo Jesús.” Judas 3.

Septiembre 30 de 2020

El versículo para memorizar: Salmo 46:1,2
1 Dios es nuestro amparo y fortaleza,
Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
2 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida,
Y se traspasen los montes al corazón del mar;Salmo 46:1,2

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ID de reunión: 88024930543
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