El sermón del monte – Parte 3 – Primera Bienaventuranza

Meditación sobre el sermón del monte por el A.I. Marcos Mercado Estrada
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Transcripción…

En este hermoso día me da mucho gusto saludarle y enviarles un fuerte abrazo.

El día de hoy continuamos con las meditaciones sobre el sermón del monte y vamos a hablar de la 1a bienaventuranza que encontramos en Mateo 5 pero antes voy a leer todas las bienaventuranzas

1 Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.
2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

Las «Bienaventuranzas» son sin duda las enseñanzas más conocidas de Jesús.

Su forma sencilla de expresión y la profundidad de su pensamiento han captado la atención del mundo entero, y aún las personas que no son cristianas han admirado la belleza y profundidad de sus palabras.

Las palabras no fueron pronunciadas al azar, sino que Nuestro Señor Jesucristolas pronunció en orden con una secuencia espiritual lógica y pór ejemplo, la primera bienaventuranza debe ser la primera, simplemente porque si alguna persona no pertenece al reino de los cielos, tampoco se aplican a ella las siguientes bienaventuranzas.

II.  La Primera Bienaventuranza dice:

3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

El sermón del monte empieza con esta proposición fundamental, de ser pobres en espíritu.

«Bienaventurados, es decir, dichosos y después dice los pobres en espíritu». Hay que notar que lo que dice es EN espíritu; no DE espíritu ya que esto es todo lo contrario de lo que dice el mundo. 

Hay quienes piensan que ser rico es ser dichoso y ciertamente debemos dar gracias a Dios por la riqueza material y los pobres en espíritu son mas agradecidos que nadie;

 pero esta bienaventuranza no consiste en la riqueza o pobreza material, sino que el supremo valor aquí es ser pobre en espíritu. Y esta pobreza es de un tipo muy especial, no es pobreza de espiritualidad, o falta de ella, sino esta es una pobreza con respecto al espíritu. 

El doctor Martín Lloyd Jones dijo que esta primera bienaventuranza es una declaración teológica que reitera la doctrina de la justificación por medio de la fe ya que solo los justificados pueden entrar al reino de los cielos

Rom 5:1 dice: 5  Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;

Ahora bien, ¿QUIÉNES SON LOS POBRES EN ESPÍRITU?

Los pobres en espíritu son los que están conscientes de su necesidad espiritual, se dan cuenta de su condición de miseria. saben que son pecadores y saben que están bajo la santa ira de Dios y no merecen nada más que el juicio de Dios.

Y como todos somos pecadores no no nos queda otra opción sino la de colocarnos al lado del publicano de la parábola de Jesús que estaba en el templo y que describe Lucas 18:13

Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador

El pobre en espíritu no tiene nada que ofrecer, nada que abogar, nada con lo cual comprar siquiera un favor celestial y sabe que solo por el sacrificio de Cristo en la cruz y no por méritos propios tenemos el perdón de pecados y la vida eterna ¡Estos son los pobres en espíritu!

Bienaventurados los pobres en espíritu que sin confiar en el dinero ni la riqueza ni en una formación académica ni en su personalidad o inteligencia o en alguna habilidad general o especial, sin embargo son los poseedores del reino de los cielos.

Y son los que experimentan lo que Isaías sintió cuanto cuando ante la visión celestial que tuvo y dijo:

Isaías 6:5

Entonces dije: !!Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos

Esto es pobreza de espíritu

Los que están convencidos de su pobreza espiritual, Ruegan a Dios:  «Sé propicio a mí, pecador”.

Es claro que la pobreza a que se hace referencia aquí es una actitud hacia sí mismo y hacia Dios. No esperar confiando en sí mismos sino en Dios; no por méritos propios sino confiando en la gracia de Dios.  Ser ciudadano del Reino de Cristo no es valerse por sí mismo. Por gracia somos salvos por la fe y por ello ciudadanos del reino de los cielos

Es tener una dependencia humilde de Dios como lo hizo el salmista en el Salmo 34:6 Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias

El pobre en el antiguo testamento era aquel que no podía librarse por si mismo y se volvía a Dios en busca de salvación reconociendo que no merecía ser escuchado

Es decir, los pobres en espíritu son personas de espíritu humilde y quebrantado

En la Biblia encontramos que Dios habita con el humilde de espíritu y esto lo encontramos en Isaías 57:15 Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados

Por eso, ser pobre en espíritu es llegar delante de Dios arrepentidos por nuestros pecados, reconociendo nuestra pobreza espiritual, nuestra bancarrota espiritual.

Todos los ciudadanos del reino de Dios son pobres en espíritu. Es la característica fundamental del cristiano y del ciudadano del reino de los cielos y todas las otras características son la consecuencia de esta.

En vez de tener orgullo que confia en su propio valor, dignidad y méritos manifiesta una actitud de completa dependencia de Dios en humildad

Y el ejemplo más grande de humildad lo tenemos en la vida de Nuestro Señor Jesucristo que se hizo hombre, Rom 8:3 Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y siendo igual a Dios no se aferró a las prerrogativas de su divinidad.

Filipenses 2:5 dice:

5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,

6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,

7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;

8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Es decir siendo Dios vivió como hombre mientras estuvo en la tierra.

¿CUÁL ES LA PROMESA DE LA PRIMERA BIENAVENTURANZA? ¿EN QUÉ CONSISTE ESTA BENDICIÓN?

3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Es la dicha, de llegar a ser ciudadano del reino y esta es una posesión presente, porque los pobres en espíritu, aunque viven en la tierra ya son ciudadanos; del reino de los cielos y Dios mismo es el que ha preparado una ciudad celestial como le encontramos en.

Hebreos 11:16 Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.

CONCLUYO

Las ocho cualidades juntas que se describen en las bienaventuranzas constituyen las responsabilidades del cristiano y también incluyen ocho bendiciones o privilegios de los ciudadanos del reino de los cielos

Calvino dijo que sólo quien se ha reducido a si mismo a nada y descansa en la gracia de Dios, es pobre en espíritu y a los tales y sólo a los tales les ha sido dado el reino de los cielos como un regalo absolutamente gratuito e inmerecido.

Y la condición indispensable para recibir el reino de Dios es reconocer nuestra pobreza espiritual, nuestra dependencia total de Dios, arrepentirnos de nuestros pecados, y tener fe en su gracia, porque un pobre en espíritu reconoce que no puede salvarse por sus obras sino solo por la fe en Cristo

 y por eso  Efesios 2:8 dice:

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios

Solo por la gracia de Dios Amén

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Un comentario en «El sermón del monte – Parte 3 – Primera Bienaventuranza»

  • Ruego a Uds poder indicarme la fuente de la cita sobre Calvino sobre «solo quien se ha reducido a sí mismo a la nada……….
    Muchas gracias

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