El sermón del monte – Parte 4 – Segunda Bienaventuranza

Meditación por el A.I. Marcos Mercado Estrada
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Transcripción…

Doy gracias a Dios porque por este medio electrónico me permite saludarlos nuevamente y enviarles un muy cordial saludo

El día de hoy vamos a meditar en la segunda bienaventuranza y antes de iniciar voy a leer las bienaventuranzas que encontramos en Mateo 5:1-12

1 Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.
2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

«Bienaventurados los que lloran»

Algunos considerarían esta afirmación como sumamente ridícula ya que dice ¡felices los que lloran!

 El mundo no considera las lágrimas como un valor positivo.  Más bien es algo que se debe evitar. EL mundo trata siempre de evitar es el dolor y todo está organizado con la idea de evitar el dolor.

La risa y la carcajada caben mejor en el sistema de valores vigente.

La filosofía del mundo es olvídense de los problemas, vuélvales la espalda, lo más que sea posible para evitarlos.

Las cosas ya están bastante mal como para que uno vaya a buscar problemas; por tanto deben tratar de ser lo más felices que sea posible.

La palabra que se emplea en el texto original en griego, es una expresión de una profunda tristeza.  Se puede traducir «bienaventurados los entristecidos» y podría traducirse también como “felices los infelices», para llamar la atención a la asombrosa paradoja que contiene.

Implica no solamente el hecho de derramar lágrimas, sino el hecho de sentir y expresar el dolor espiritual, de estar profundamente de duelo.

Y esta segunda bienaventuranza está muy relacionada con la primera, que dice bienaventurados los pobres en espíritu ya que explica de una manera más detallada la forma en que  la pobreza en espíritu se apropia del alma, del corazón, del ser entero, y se expresa entonces con llanto y lágrimas.

Llorar es algo que necesariamente sigue a ser pobres en espíritu. Es algo completamente inevitable.

Lloramos porque estamos seguros y convencidos de que somos pecadores y sabemos de la gravedad de nuestro pecado y de que no tenemos méritos propios y que no somos ni siquiera dignos de acercarnos a Dios, es decir lloramos por nuestra condición de pecadores

Este llorar se produce antes de la conversión, porque la convicción de pecado es un requisito esencial para la verdadera conversión y después de la conversión experimentamos el gozo genuino de la salvación. Y esta es la esencia misma del Evangelio.

Algunos no se han dado cuenta que deben reconocer su pecado y arrepentirse antes de poder experimentar el gozo. No les gusta la doctrina del pecado y no quieren que se predique acerca de ello; quieren el gozo sin el convencimiento de pecado, y esto es imposible

Por lo anterior está claro que aquí no se refiere a los que lloran por la pérdida de un ser querido, sino a los que lloran por su pecado, por la pérdida de su inocencia.

En pocas palabras, Cristo se refiere aquí a la aflicción y llanto que produce el arrepentimiento.

Ahora bien, fíjense bien que todas las bienaventuranzas se refieren a una condición y actitud espiritual

En primer lugar, no nos cabe la menor duda de que esta es una declaración que tiene un significado completamente espiritual. es decir, estamos frente a algo completamente espiritual que no tiene ninguna relación con nuestra vida natural en este mundo.

Y surge la pregunta ¿POR QUÉ DEBEMOS LLORAR EN ESTE CONTEXTO ESPIRITUAL?

Como cristianos debemos llorar por dos causas

1. En primer lugar, lloramos cuando nos encontramos frente a Dios y a su infinita santidad y grandeza y nos examinamos a nosotros mismos y nos damos cuenta de que somos pecadores y que somos indignos de ser llamados sus hijos es decir que  que somos pobres espiritualmente y repito, esto nos hace llorar.

Además al conocer y comprender la doctrina profunda acerca del pecado y del gozo del perdón que tenemos por el sacrificio de Cristo esto da como resultado un hombre bienaventurado y feliz que llora al mismo tiempo que es consolado.

¿Por qué más debemos llorar?

2. En segundo lugar, como cristianos debemos llorar por los pecados del mundo , por el estado de la sociedad, el estado del mundo, por la confusión moral y la depravación del ser humano, por el sufrimiento del ser humano a causa de tantas guerras y rumores de guerras y sobre todo porque nos damos cuenta que todo esto se debe al pecado y que Dios aborrece y odia el pecado.

Ahora bien, NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR JESUCRISTO LLORÓ AL ESTAR EN ESTE MUNDO

Juan 11: 35 nos dice que Nuestro Señor y Salvador Jesucristo; que fue varón de dolores, experimentado en quebranto lloró en la sepultura de Lázaro al contemplar la realidad de que la paga del pecado es la muerte y que lo terrible y horrible del pecado que existe en las personas da como consecuencia la muerte.

En Lucas 19:41 al 44 se nos dice que poco antes de morir también lloró sobre Jerusalén que lo rechazaba y que con ello se atraía su destrucción

¿CUÁL ES EL RESULTADO O LA BENDICIÓN QUE RECIBIMOS DE ESTA BIENAVENTURANZA?

Bienaventurados los que lloran porque ellos recibirán consolación

Consolación según los profetas de antiguo testamento sería uno de los oficios del mesías.

Y esto lo declaró Nuestro Señor y Salvador Jesucristo en Lucas 4:18

El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;

Cristo derrama aceite sobre nuestras heridas y habla de paz a nuestras conciencias llagadas y llenas de cicatrices.

 El nos apoyará; y estará a nuestro lado.

 No estamos solos; no nos ha dejado huérfanos nuestro Señor y nuestro consuelo es que no estamos solos; pertenecemos a nuestro Salvador, y Rey y esta esperanza es para todos los ciudadanos del reino de los cielos, los ciudadanos que han experimentado profunda tristeza por su condición de pecador y que han expresado su tristeza en un llanto de fe al Señor.  El nos promete consolación.

CONCLUYO

Bienaventurados los que lloran dice porque ellos recibirán consolación.

¿cómo podemos experimentar este arrepentimiento que nos lleva a llorar?

Leyendo las escrituras, estudiándolas, meditándolas y orando a Dios para que su Espíritu nos revele el pecado que hay en nosotros y luego nos revele el perdón total que tenemos en nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Para que entonces vivamos y experimentemos las palabras Bienaventurados los que lloran porque ellos recibirán consolación.

Además, tenemos una esperanza final en la eternidad donde seremos completamente bienaventurados, nada perturbará la vida, nada nos apartará de ella nada les hará perder.

Ya no existirán el pesar y las lamentaciones; las lágrimas desaparecerán y viviremos sumergidos en el esplendor eterno y experimentaremos gozo y felicidad puros e inmarcesibles. Amén

Otras partes de la Serie El sermón del monte
Comparte con tus amigos