Compartamos la verdad – 2 Timoteo 4:1-5

Meditación sobre 2 Timoteo 4:1-5 por el A.I. Nelson Daniel Miranda Giles
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Transcripción…

CDMX, viernes 4 de marzo de 2022

Cuando vemos o escuchamos en los medios de comunicación, noticias de que en muchos países del mundo hay inseguridad, guerras, enfermedades mortales, hambre y persecución por diferencias ideológicas o por las creencias religiosas, muchas personas dirán que la humanidad está cada día más lejos de Dios, y que todos estos son signos de que el fin de esta era está cerca y se ponen nerviosos o se atemorizan.

En la biblia en el libro de Hechos 1: 7 y 8 leemos estas palabras:

7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;
8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Estas palabras son de nuestro señor Jesús, cuando le preguntaron sus discípulos cuando sería restaurado el reino, les aclaro que los tiempos y las sazones son de Dios, pero él les dio instrucciones de lo que era importante a ellos y ahora también para nosotros, oremos a nuestro Dios por medio de nuestro señor Jesucristo para que el Espíritu Santo nos guíe a toda sabiduría y que no importa en donde estemos, somos testigos de Cristo ante los ojos del mundo para anunciar su evangelio hasta lo último de la tierra.

En los versículos 1 y 2 de nuestro pasaje en 2ª Timoteo 4 leemos:

1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino,
2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.

El Apóstol Pablo hace un encargo a Timoteo y ahora también a nosotros, con mucha vehemencia, fuertemente, podemos decir que solemnemente, ante Dios Padre y nuestro señor Jesucristo que juzgaran a los vivos y a los muertos, para que prediquemos la palabra, y estemos atentos a vigilarla a vigilar la sana doctrina.

Como cristianos, somos testigos de Cristo ante el mundo, cuando venga a juzgar a los vivos y a los muertos, hermanos ¿qué cuentas entregaremos?, nos dirá ven buen siervo y fiel.

Antes de su ascensión el señor Jesús nos dejó la instrucción clara de predicar su palabra,
Se trata de que el énfasis en el mensaje sea solo la palabra de Dios, porque solo la escritura contiene la voluntad de Dios revelada a nosotros.

En los últimos versículos del capítulo anterior nos dice que «Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia»

No se trata de predicar solo aquellas palabras que nos gusten o que sean agradables a nuestros oídos, sino también aquellas palabras que nos reprenden, que nos duele escuchar y nos hace ver que estamos haciendo mal las cosas y estamos en un error.

El Apóstol Pablo nos exhorta a predicar en todo tiempo, cuando es fácil, a predicar en condiciones difíciles, cuando creemos que si nos están poniendo atención y nos escuchan y aun cuando pensamos que nadie nos pone atención, debemos hablar del mensaje de Cristo en todo tiempo por si quizá Dios en su gran misericordia les permita arrepentirse para salvación.

En los versículos 3 y 4 del pasaje leemos:

3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.

El Apóstol nos previene que muchas personas no quieren escuchar la sana doctrina porque les hace ver que están actuando mal, y se sienten incomodos, en general a nadie le gusta que le llamen la atención o que lo reprendan.

Prefieren escuchar o seguir aquello que les agrada, sus preferencias están determinadas por la naturaleza humana, un orador elocuente habla de sus propias vivencias, dice detalles curiosos y poco comentados, privilegiando sus propias ideas, anécdotas, sus propias concupiscencias y pasiones; les dice a las personas lo que ellas quieren escuchar, dejando a un lado lo que dice la palabra de Dios, porque eso lo dejaría sin seguidores.

En el versículo 5 de nuestro pasaje leemos:

5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.

Este llamado del Apóstol Pablo a cumplir las instrucciones que dejo nuestro señor Jesús a todos sus discípulos y a nosotros también de permanecer firmes en la fe, bajo la dirección del Espíritu Santo que nos guía a toda sabiduría, amor y paciencia, con nuestros hermanos, para que nuestro testimonio sea verdadero ante todos los que nos rodean.

Hermanos, en este tiempo que vivimos donde escuchamos de inseguridad, pandemias, guerras, no nos angustiemos oremos a nuestro Dios sabiendo que los tiempos o las sazones son de nuestro Dios.

Nuestro señor Jesús nos llama a cumplir sus instrucciones, escuchemos sus palabras “y me seréis testigos… hasta lo último de la tierra”.

Compartamos la verdad, demos testimonio de que Dios está en nuestras vidas y lo que ha hecho en nuestras vidas.

A. I. Nelson Daniel Miranda Giles.

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