¿Cómo pastorear el corazón de tu hijo? – Parte 18

Meditación bíblica por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Seguimos con el tema de cómo pastorear el corazón de nuestro hijo. Hoy hablaremos de los objetivos del entrenamiento en la niñez.

La niñez es el periodo que comprende entre los 5 y 12 años y que es también el tiempo de la escuela y la pubertad. Durante esta época los padres serán confrontados con nuevos retos, pues los niños pasan más tiempo fuera de la dirección y supervisión de los padres y son confrontados con experiencias que los padres no pueden ver ni juzgar.

Los niños comienzan a desarrollar su independencia de los padres que crece todo el tiempo. Piensan sus propios pensamientos, tienen sus propias ideas acerca de lo que es divertido, de lo que es un reto y de lo que vale la pena.  Sus habilidades definen sus intereses y estos, a su vez, expresan su personalidad la cual está en desarrollo y poco a poco se hacen autosuficientes.

Ahora un asunto importante, asumamos que usted ha enseñado a sus hijos la lección de la primera etapa; se ven como una criatura creada por Dios y para Dios, entienden el significado de lo que es estar bajo autoridad y han aprendido a obedecer sin desafío, sin excusa y sin demora.

Así entonces, ¿Cómo se puede construir sobre esa base? hablemos del desarrollo del carácter. El carácter ha de desarrollarse en varias áreas como la confiabilidad, la honestidad, la bondad, la consideración, la ayuda, la diligencia, la lealtad, la humildad, el dominio propio, la pureza moral y otras cualidades.

Como usted no puede estar con el niño todo el tiempo, él debe saber que hacer en las situaciones que no puede predecir, por tanto, necesita la sabiduría bíblica.

Aquí hay un cambio de enfoque. En la primera etapa el enfoque está en la obediencia, el punto fue sacar la rebelión del corazón del niño. Por tanto, trató con los desafíos y llamó a su niño a la sumisión a la autoridad de Dios. El proceso de la disciplina es tratar con la conducta desafiante, pero lo que ahora toca tratar es con la conducta incorrecta, pero no es desafiante.

Por ejemplo, el egoísmo no es desafiante, pero es incorrecto. El niño no ha salido del círculo de bendición, pero ha mostrado un egoísmo descarado dentro del círculo que es malvado. Otro ejemplo es cuando ridiculiza a otros, es capaz de ridiculizar a su hermano y no ser desobediente o tener una falta de respeto hacia usted. La meta es hacerle ver lo feo y nada amable que es su conducta.

Tratar con el carácter del niño pone el énfasis en los asuntos del corazón y le permite entrar debajo de la conducta y tratar con los pensamientos, motivos y propósitos del corazón. Aquí un ejemplo: – por favor comparte tus dulces con tu hermana- “es un asunto de obediencia”, aún la persona más egoísta es capaz de tener momentos para compartir.

El asunto del carácter corre más profundo porque Dios nos llama a algo más que compartir. Dios demanda una actitud de corazón que es libre para dar sin pensar en lo que va a recibir. Tratar con los asuntos del carácter penetra debajo de la piel en el pastoreo de corazón.

Ahora bien, para pastorear el corazón del niño y la conciencia, antes hay que examinar el proceso por medio del cual vamos a tratar con el carácter.

Una herramienta simple y completa es preguntarse ¿cómo es la relación del niño con su Dios?  no es una pregunta evangelística, el asunto es cual es la naturaleza de esa relación; ¿el niño vive consciente de su necesidad de Dios? y cuál es el contenido de su relación?, ¿Dios es fuente del consuelo, fortaleza y ayuda?, ¿hace decisiones que reflejan que conoce a Dios?, ¿habla y qué habla acerca de Dios?, ¿es su Dios pequeño o grande?, ¿piensa en Dios como un amigo, como un juez, como un ayudador o como un jefe?, ¿vive y entiende del amor y la plenitud de Cristo?

Estas no son preguntas de lo que el niño entiende acerca de las verdades bíblicas, es acerca de su entendimiento de la gracia de Dios y la salvación por medio de la fe en Cristo para así pastorera su corazón, para llevarlo a Dios, como padre debe saber dónde está espiritualmente su hijo.

Otro aspecto importante de esta herramienta simple es: ¿qué piensa su hijo de sí mismo?, ¿se entiende así mismo? ¿sabe cuáles son sus áreas fuertes y sus áreas débiles? ¿conoce su personalidad?

La realidad es que muchos de nosotros sabemos o aprendemos estas cosas hasta que somos adultos y tristemente muchos adultos no saben ni comprenden todos estos asuntos de la personalidad y que los hacen ser quienes son.

Así somos una compleja combinación de fortalezas y debilidades, hacemos cosas con facilidad y otras que nos resultan difíciles, arduas y dolorosas de realizar, pero todo esto nos ayuda a entendernos, a reforzar las áreas débiles y desarrollar nuestras fortalezas.

Del mismo modo sus niños necesitan aceptarse y valorarse as í mismo como una combinación única de fortalezas y debilidades.

Un aspecto más acerca del conocimiento de sí mismo y de las actitudes que muestran consigo mismo son: ¿es tímido o confiado?, ¿Es arrogante u opacado?, ¿es miedoso?, ¿se acerca a otros?, ¿requiere de otros para poder trabajar?, ¿depende de la aprobación de otros? O ¿es capaz de trabajar de forma independiente y es dueño de sí mismo?

Usted debe entender el desarrollo de su hijo en estas áreas para poder pastorearle. Por tanto, debe hacer las preguntas apropiadas para saber las ideas que el niño tiene de sí mismo y pueda dirigirlo a Cristo en una manera que trate con su corazón. Las cualidades del carácter son aspectos de la relación del niño consigo mismo.

Y ¿qué de su relación con los demás?, ¿cómo actúa con otros?, ¿cómo con sus relaciones?, ¿busca sacar provecho de los demás o busca la igualdad en sus relaciones?, ¿está en control o lo controlan?, ¿tiende a adular para conseguir la atención o aceptación de los demás?, ¿cómo trata con las desilusiones?, ¿cómo reacciona cuando pecan contra Él?

Como padre y madre de sus hijos alguna vez a buscado hacer una evaluación de estos diferentes aspectos, la recomendación es que se realicen al menos una o dos veces por año y las escriban, escriban sus complicaciones, las cosas en las que son complacidos y desarrollen una estrategia para tratar con las áreas débiles, al hacerlo estarán preparados para ayudar en muchas áreas a sus hijos.

Ahora, algunas preguntas para reflexionar:

¿ha hecho alguna pregunta bajo este encabezado de herramienta simple a sus hijos?

¿con qué frecuencia se sienta usted y analiza a sus hijos en función de estos diferentes aspectos?

¿Cómo expresaría usted la diferencia entre los objetivos de la primera etapa y los objetivos de la segunda?

Se ha dicho “si hubiese estado ahí, hubiera controlado a mi hijo”

¿ha mantenido a su hijo alejado de alguna actividad porque temía usted que él no se comportara de una forma aceptable?

¿qué puede hacer para equiparle y que funcione bien fuera de su presencia?

Por el momento hasta aquí llegamos, me despido y bendiciones.

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