¿Con qué limpiará el joven su camino?

Meditación sobre Salmo 119:9-16 por el A.I. Saulo Murguia A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Hoy vamos a continuar con la segunda meditación acerca del Salmo 119.

Como saben, son grupos de 8 versículos; el primero se vio el día de ayer. Hoy vamos a hablar del segundo grupo que está encabezado con la letra Bet del alfabeto (alefato) hebreo. Si tienen su Biblia, les pido que la tengan a la mano y busquen en el Salmo 119 para que puedan seguir la meditación de la Escritura.

Ayer, dentro del marco de la celebración del mes de la Biblia, iniciamos ese recorrido a través del Salmo 119. En esta serie de meditaciones, el tema que vamos a ver en esta sección tiene mucho que ver con algo que le llamamos la Santificación. Como creyentes, desde el primer instante que nos convertimos -los que somos creyentes- hasta que terminamos nuestra trayectoria de este mundo, vivimos en un proceso de santificación.

Este pasaje -igual que el pasaje que leímos y hay muchos más que vamos a leer en el transcurso de este mes- hablan todos estos pasajes una y otra vez de la Palabra de Dios como lo que es -como Palabra de Dios. En el versículo 9, por ejemplo, nos dice simplemente “la Palabra”, sino dice “tu Palabra”. Hace énfasis en que es la Palabra de Dios; parece ser que las palabras están dirigidas a Dios. Se inicia en Tu Palabra. El versículo 10 dice “tus mandamientos”, no simplemente “los mandamientos”, sino “tus mandamientos”. Esos mandamientos de Dios. El versículo 11 habla de los dichos: dice tus dichos, los dichos de Dios, lo que Dios ha dicho en su Palabra. En el versículo 2, se habla de los estatutos pero no son los estatutos sino dice tus estatutos: los estatutos o los decretos de Dios. El versículo 13 habla de los juicios y dice “los juicios de tu boca”, aquellos juicios que Dios ha emitido con su propia boca. En el versículo 14, habla de los testimonios o en otra versión por ahí dice “los estatutos” también, “los testimonios de Dios”: tus testimonios. En el versículo 5, habla de los mandamientos y los caminos, pero no “los mandamientos” y “los caminos”; más bien “tus mandamientos” y tus caminos, tus preceptos, tus sendas -las sendas de Dios. Y luego en el versículo 16, finalmente dice los estatutos y la Palabra; pero no simplemente así, sino tus estatutos, tu Palabra. En todo el salmo y por supuesto en esta sección que estamos viendo hoy, hay un énfasis muy marcado en que la Palabra de Dios es eso: la Palabra de Dios. Lo que Dios dice.

Aquí hay un aspecto teológico importante que hay que identificar y qué tiene que ver con nuestra Santificación.

Este este aspecto teológico, pudo haber sido una de las cosas que ocurrieron después del exilio que condujo o que llevó al surgimiento de una religión, llamémosle una religión externa, superficial formal que proponían los fariseos. En esa religión, de alguna forma, separaban a Dios de su Palabra. El Salmo 119, esta sección que vemos hoy está dirigida a los jóvenes; eso no quiere decir que si usted es mayor -como como es mi caso- esto no sea para usted.

No es que pensemos que esto solamente es para jóvenes porque la santificación es la santificación de cada creyente. Cada creyente -como dijimos- está en ese camino de la santificación desde que ha creído hasta el final de su vida terrenal.

Antes de leer la Palabra, vamos a tener una Palabra de oración. Les pido que me acompañen en esta oración con sus ojos cerrados.

Padre celestial, nos inclinamos ante Ti esta mañana agradeciéndote que estamos iniciando el día contigo, Señor. Estamos contigo, en tus ordenanzas con tu pueblo adorándote a Ti y alabándote; confesando nuestros pecados y expresando nuestra acción de gracias, levantando nuestras peticiones a Ti, reunidos alrededor de tu Palabra, la cual leemos y proclamamos Señor. Bendícenos al meditar en tu Palabra y por tu Espíritu, abre nuestros ojos para que podamos contemplar las maravillas de tu ley. En el nombre de Cristo Jesús oramos, amén.

Vamos a leer la Palabra de Dios, les pido que escuchen con atención. Esta porción de la Escritura que voy a dar lectura está en el Salmo 119 y leo a partir del versículo 9 que está encabezado con la letra Bet -la segunda letra del alfabeto hebreo- dice así la Palabra de Dios.

Bet

¿Con qué limpiará el joven su camino?
    Con guardar tu palabra.

10 Con todo mi corazón te he buscado;
No me dejes desviarme de tus mandamientos.

11 En mi corazón he guardado tus dichos,
Para no pecar contra ti.

12 Bendito tú, oh Jehová;
Enséñame tus estatutos.

13 Con mis labios he contado
Todos los juicios de tu boca.

14 Me he gozado en el camino de tus testimonios
Más que de toda riqueza.

15 En tus mandamientos meditaré;
Consideraré tus caminos.

16 Me regocijaré en tus estatutos;
No me olvidaré de tus palabras.

Hasta aquí la lectura de la Palabra Santa, la Palabra inspirada e inerrante de Dios.

La Biblia habla muchas veces en una forma muy realista y una forma útil acerca de la santificación. Todo creyente aspira a ser más piadoso, a amar las cosas correctas, a buscar la santidad, a crecer en la gracia, a madurar; y esto es porque así lo pone dentro de su corazón el Espíritu Santo que habita en nosotros. Queremos madurar -eso es un hecho- como creyentes, pero a veces sentimos que este es un verdadero desafío, porque nos sentimos a veces incapaces, pero entonces tenemos que recordar que Dios preparó este santo libro -su Escritura, su revelación especial para nosotros- muchos años -miles de años- antes de que nosotros naciéramos, para ayudarnos a crecer en la gracia.

Así que pues les invito a meditar en esta Palabra esta mañana.

Lo que dice esta sección del Salmo 119 sobre la santificación sobre ese crecimiento en la gracia, sobre la madurez, es muy especialmente aplicable a los jóvenes pero es para todos también. Espero que los jóvenes -ustedes- aprecien cuánto los amamos, cuánto anhelamos que experimenten ustedes la plenitud de la vida. El mundo va a ser de ustedes muy pronto en un corto plazo todo lo que podemos nosotros dejar a ustedes es la Palabra que a nosotros nuestros padres nos dejaron y esa Palabra que siempre estará aquí. La Palabra de Dios. Esa es la única verdad y dice también el Salmo 119 105 dice es “lámpara a mis pies y lumbrera mi camino”. Es la lumbrera que va a iluminar tu camino. Sabemos que la alegría juvenil la alegría que ustedes tienen no es solamente una cosa natural por ser jóvenes los jóvenes, sino que hay una un tipo de felicidad, alegría que solamente encontrarás al estar en el camino de Dios, eso es lo que nos dice aquí el Salmo.

Hay una conexión inseparable entre el camino que llevas y la alegría, el gozo que experimentas día con día. Y el salmista habla sobre eso aquí en este en esta sección del Salmo 119, de la cual hablamos. Los jóvenes cristianos, jóvenes creyentes, son hoy día una especie en peligro de extinción. Nada, ninguna cosa de esta cultura está diseñado para ayudar al joven creyente, sino todo lo contrario; en toda esta cultura precisamente hay intentos constantes de derribarte en tu fe de tirarte; pero el creyente tiene que estar levantado y arriba.

Escuchen con atención: tu padre celestial -Dios- está preocupado por tu alma él sabe y tiene un plan para tu familia, para tu iglesia; pero ese plan está también basado en que haya jóvenes que siguen sus caminos y eso es lo que nos dice aquí. Por eso da un consejo -por decirlo así, no sé si llamarlo consejo- pero da un mandato, o nos habla de los jóvenes: ¿con quién limpiará el joven su camino? con guardar tu Palabra.

Este Salmo es para ti, si eres un joven creyente. Presta atención a la Palabra de Dios. El salmista tiene aquí palabras acerca de la santificación que son aplicables a todos nosotros y especialmente a los jóvenes. El Salmo nos enseña que la santificación no ocurre por nuestra propia fuerza natural o poder innato, Ni de nuestra capacidad de decisión y de esfuerzo. Nada de eso. El versículo 10 dice: “con todo mi corazón te he buscado, no me dejes desviarme de tus mandamientos”. Fíjense, este versículo dice “con todo mi corazón te buscado”, luego “no me dejes desviarme de tus mandamientos”. Pareciera que las dos frases del versículo no están relacionadas, como que hay una desconexión que pensaríamos: a ver, las personas que buscan a Dios con todo su corazón, no hay forma de que se desvíen; pero aquí podemos notar que estas frases, lo que expresan es una aspiración; es como si dijera:

“Señor, quiero buscarte con todo mi corazón, lo quiero hacer pero no lo hago, entonces te ruego que me ayudes a buscarte con todo mi corazón. Señor tú me conoces sabes que soy propenso a desviarme, sabes que estoy propenso a dejar al Dios al que amo y me ama y sé que me ama. Aquí está mi corazón señor no dejes que me desvíe, no dejes que me extravié.”

Eso es lo que parecieran estar diciendo estas dos frases unidas hoy en el Salmo: “Quiero buscarte con todo mi corazón, no me dejes divagar porque lo he hecho y sé que lo voy a seguir haciendo a menos que tú, Señor, por tu gracia, trabajes en mí a través de tu Espíritu”

Recordemos las palabras que el apóstol Pablo asienta en Romanos 7 (seguramente muchos de ustedes los han leído) Romanos 7:15. Dice:

“Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.”

Ante eso, el salmista dice “no me dejes desviarme de tus mandamientos”. Ni siquiera entiendo mis acciones, no hago lo que quiero hacer, hago realmente lo que no quiero hacer, no me dejes desviarme de tus mandamientos.

Luego allí, continuando con Romanos 7, en el versículo 18 dice:

“Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo”

 Atención con las palabras, “querer” el bien está en mí pero no el “hacerlo”, porque más adelante tenemos que leer otro versículo. El salmista aquí ¿que nos está diciendo? nosotros no somos quienes hacemos nuestra santificación; si bien tenemos una parte en él, pero Dios que es quien la realiza, es el Espíritu mismo el que nos mueve a buscar ser cada día más como Cristo, a buscar cumplir con la voluntad de Dios al apegarnos a sus estatutos, a su Palabra. Entonces vamos a recordar lo que dice en Filipenses 2:13

“porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”

Porque es Dios obrando en ti. Si conoces tus deseos, conoces tus hábitos, conoces tus inclinaciones al mal -que todos las tenemos-, conoces los pecados que te acosan, sabes también que solo Dios puede vencerlos, estás tú como persona, como individuo indefenso contra ellos por completo, el salmista aquí nos recuerda que la obra de santificación es ante todo la obra de Dios.

Dios quiere que tengas aspiraciones, quiere que tomes decisiones, quiere que anheles obedecer la Palabra de Dios y eso infunde a través de su Espíritu, porque eres creyente y el Espíritu mora en ti.

Dios quiere que te preocupes por los mandamientos de Dios. Quiere que respetes la Palabra de Dios. Quiere que vivas de acuerdo con ella, pero constantemente te recuerda que necesitas a Dios. Te llama a que dependas de Él.

Finalmente, este pasaje nos recuerda en cada versículo que la Palabra de Dios es ese medio de santificación. Dios está trabajando en nuestra santificación. Nuestra santificación ya está habilitada por la gracia de Dios, la gracia de Dios que está obrando en nosotros y es el Espíritu Santo que trabaja en nosotros mora en nosotros y nos guía a ser santificados y el medio que Dios ha elegido para ello -que nos dice el Salmo- es a través de la Palabra. La Palabra de Dios dice ¿con qué limpiará el joven en su camino? con guardar tu Palabra.

El Espíritu usa la Palabra del Espíritu -la Palabra inspirada por el Espíritu, es a la usa para nuestra santificación.

¿Cómo puede el joven mantenerse en el camino de Dios, guardar su Palabra? Dice: he guardado tu Palabra en mi corazón, enséñame tus estatutos. En el camino de tus testimonios me deleito, me deleito en sus estatutos, no olvidaré tu Palabra.

Entonces cuando dice que no olvidaré sus palabras recordamos que la mente es la que almacena esas palabras de Dios. Una mente que almacena las Escrituras (por eso siempre insistimos en que ‘jóvenes conozcan la Palabra, aprendan la ténganla, atesórenla’). Una mente que da que almacena las Escrituras va conociendo los justos juicios, los deseos de Dios y estas aspiraciones tus juicios, tus deseos van siendo formados por Dios van tomando la forma que Dios quiere somos formados A través de la Palabra de Dios a través de la Palabra de Dios, forma nuestro carácter, nuestros juicios, nuestros deseos nuestras aspiraciones, nos educan, nos da forma (o nos forma si quieren ustedes decirlo de esta manera)

El salmista nos dice aquí que la Palabra de Dios es ese medio de santificación.

Dios les bendiga hermanos que sigan disfrutando de este hermoso día y continúen meditando día y noche en la Palabra de Dios 


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