Señales de Jesús. El propósito de las señales – Juan 20:30-31

Meditación bíblica sobre Juan 20:30-31 por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

En nuestra vida diaria nos encontramos con señales todos los días y en donde quiera que andemos.

De hecho, muchas veces buscamos las señales y sería muy difícil vivir en este mundo sin señales.

Tenemos señales nos indican qué camino tomar, dónde podemos encontrar una gasolinera, una salida en la carretera y muchas otras cosas.

En la Biblia, las señales también tienen un papel muy importante.

De la misma manera que las señales que vemos todos los días, las señales de la Biblia señalan algo más allá de ellas mismas.

Pero las señales bíblicas señalan hacia verdades espirituales.

Cuando Dios da una señal, esta apunta hacia una verdad espiritual que tenemos que aprender.

Hoy iniciamos una serie de videos sobre las siete señales de Jesús en el Evangelio de Juan.

Como punto de partida es necesario que entendamos el propósito de las señales en la Biblia.

Las señales del Antiguo Testamento con mayor frecuencia implicaban que Dios realizaba un evento sobrenatural, a veces a través de un sirviente humano.

Un ejemplo de señal en el Antiguo Testamento lo podemos ver en el libro de Éxodo. Dios envió diez plagas por medio de Moisés para que Faraón dejara ir al pueblo de Dios (ver Éxodo 7:14-12:32).

También vemos muchas otras señales enviadas por Dios a través de los profetas del Antiguo Testamento.

Por ejemplo, Dios dio una señal por medio del profeta Isaías cuando le dijo que caminara desnudo y descalzo por tres años como señal de juicio contra las naciones de Egipto y Etiopía (ver Isaías 20:2-3).

Ya sea que las señales en el Antiguo Testamento fueran milagrosas o mundanas, el propósito de la señal era el mismo: las señales servían para que la gente creyera el mensaje que traían los mensajeros designados por Dios.

En el Nuevo Testamento también hay muchas señales.

Hay siete señales que aparecen en la primera mitad del Evangelio de Juan.

Las siete señales son:

  1. Convertir el agua en vino (Juan 2:1–11)
  2. Purificar el templo (Juan 2:12–17)
  3. Sanar al hijo del noble (Juan 4:46–54)
  4. Sanar al cojo (Juan 5:1–15)
  5. Alimentar a la multitud (Juan 6:1–15)
  6. Sanar al ciego (Juan 9)
  7. Resucitar a Lázaro (Juan 11).

Antes de empecemos a revisar cada una de esas siete señales, voy a mencionar un par de cosas más.

En primer lugar, las siete señales tienen dos características en común:

  1. Las señales se realizaban en público en presencia de testigos. No se hacían en secreto. Estaban destinadas a ser vistas por el público.
  2. Las señales se denominaban específicamente “señales” en el Evangelio de Juan. Juan utilizó alguna forma de la palabra griega para “señal” σημεῖα (semeia) para referirse a cada una de las siete señales.

Y en segundo lugar, de manera similar al propósito de las señales en el Antiguo Testamento, las siete señales en el Evangelio de Juan tienen dos propósitos principales:

  1. Las señales sirvieron para autenticar al mensajero designado por Dios, en este caso, el Señor Jesucristo. Pero, más que dar testimonio de la autenticidad del mensaje de Jesús, las señales también dan testimonio de la realidad de que Jesús mismo es el mensaje divino.
  2. Las señales se dieron para que la gente creyera en el mensaje que trajo Jesús. Específicamente, las señales tenían como fin persuadir a la gente a creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios y el único Salvador de los pecadores.

Al final del Evangelio de Juan, Juan explica a sus lectores por qué escribió el Evangelio de Juan. Y en Juan 20:30 escribió: “Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.”.

Juan seleccionó sólo siete de las señales de Jesús para incorporarlas a su Evangelio. Y luego continúa explicándonos por qué lo hizo en el versículo siguiente: “Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.” (Juan 20:31).

Cada una de las siete señales señala una verdad diferente acerca de Jesús, para ayudarnos a entender que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios y el único Salvador de los pecadores.

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