
Jesús y el Padre nos aman y consuelan – 2 Tesalonicenses 2:16-17
Meditación sobre 2 Tesalonicenses 2:16-17 por el A.I. José Arturo Medell
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Transcripción…
16 Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, 17 conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra.
Buenos día, nuevamente ahora en un nuevo mes mayo del 2022 es miércoles 4, desde la alcaldía de Coyoacán en la Ciudad de México.
Meditando en esta mañana en la carta de San Pablo a los Tesalonicenses, su segunda carta, Capitulo 2 versículos 16 y 17
Soy José Arturo Medell Espinosa, Anciano de la Iglesia Nacional Presbiteriana Berith A.R.
Este pasaje, es un pasaje grandioso que nos habla de la Consolación que da JESUS a su pueblo una vez converso, Pablo, es quien escribe esta carta, segunda carta y como les he recomendado estudiar todo el capitulo dos y toda la carta a los Tesalonicenses.
Pues por cuestiones de tiempo solo estudiamos fracciones de la carta, el versículo 16 y 17 nos tocara y nos ocupara esta mañana.
Déjenme hacer un brevísimo, bosquejo de este capitulo de la carta, pues es importante conocer el texto del contexto.
Pablo esta hablando a los convertidos, está hablando a los que han conocido la verdad a través de sus exposiciones y a través de la conversión a JESUCRISTO, en este poblado de Tesalónica y habla Pablo recordándoles que el Señor JESUCRISTO ha de volver nuevamente, da consuelo en la carta diciendo que no se dejen mover fácilmente, que no se turbe su espíritu ni por una palabra ni por una carta, ni por un sentido de como se vive, porque el día del SEÑOR está cercano les anuncia, ciertamente han pasado algunos cientos de años desde esta carta, pero el SEÑOR, cada vez está más cerca, un día menos, como el día que hoy nos está ocupando, un día menos para que el SEÑOR regrese, les advierte que nadie les engañe, les advierte acerca de cómo será este segundo regreso, pero que tendrá señales especiales, señales de maldad a través de un hombre perverso que se manifestara, señales de verdad, de que el ESPIRITU del SEÑOR es el que le hará desaparecer, el resplandor de su regreso lo maneja el enemigo y que es una obra de este enemigo y que es enemigo de su pueblo, entonces este pensamiento y esta palabra esta previo a los versículos que nos toca.
Leeré estos versículos:
16 Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, 17 conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra.
Estos versículos, son la bendición final de este capitulo y en versículos anteriores como les dije, habla de la advertencia y del regreso del SEÑOR y entonces nos invita a que siempre seamos agradecidos, que siempre tengamos el concepto de gratitud unos con otros, pues en el versículo trece da gracias a DIOS respecto de vosotros amados hermanos en el SEÑOR, pues nos ha escogido desde el principio, de toda creación, mucho antes de que fuese fundada la tierra, mucho antes que fuese el universo, el SEÑOR ya nos conocía, el SEÑOR ya nos había salvado, el SEÑOR ya nos había escogido y preparaba en nosotros la Santificación por su ESPIRITU, en la fe en JESUS, en la palabra de DIOS que es la verdad.
Y así nos llamo por su palabra, el EVANGELIO, las buenas nuevas, las noticias que son nuevas y buenas para nosotros.
El versículo 16 nos dice que; El mismo JESUCRISTO que es SEÑOR nuestro y DIOS nuestro PADRE, el cual nos amo y nos dio consolación eterna, ¿por qué consolación eterna?, porque nuestra Salvación, porque nuestra Relación con DIOS, es eterna, no tiene fin, de hecho queridos que me escuchan, esta consolación, es porque mucho antes de que fuésemos, él ya nos conocía y puso en nuestros corazones eternidad y viviremos con él, sin fin.
Esto entonces nos da esperanza, nos da esperanza pues es una eternidad, que es una continuidad, de su gracia revelada hacia nosotros, esta gracias es la que no merecemos y sin embargo nos es dada, esta gracias es que no tenemos derecho a ella y sin embargo emana del SEÑOR para nuestra salvación para nuestra vida eterna aun en estos días que vivimos.
Cuanto tiempo vivimos, setenta años dice su palabra, ochenta años dice su palabra y aun con esto es cansancio, para quien así vive este tiempo. Pero ahí no termina nuestra eternidad, es un paso, es un proceso, que es requerido para poder gozar de su presencia.
Y la esperanza en esta gracia, en esta Consolación eterna, en este amor del PADRE y de JESUS, debe confortar nuestros corazones, es decir nos debe dar Consuelo que haga rebozar nuestro corazón, ¿en qué? En la confirmación de su palabra y de sus obras, palabras que para nosotros significan la vida eterna y de sus obras porque el SEÑOR, obra desde el principio y no descansa, a favor de nosotros y de nuestra salvación, para poder llevarnos y presentarnos, delante de él con gran gozo y alegría dice su palabra.
Y esto es lo importante queridos oyentes, ¿cómo hemos de conocer su obra? y ¿cómo hemos de conocer su voluntad? y ¿cómo hemos de ser confortados en nuestro corazón? y ¿Cómo hemos de ser confirmados?
¡POR SU PALABRA ¡
No hay de otra, ¡debemos Estudiar, Aprender, Memorizar, Escuchar, ¡Poner en Obra! su palabra, su palabra debe ser el sentido que guie nuestras vidas, esta es la forma única y exclusiva de conocer su buena voluntad hacia nosotros, escudriñando su palabra, ¿cómo hemos de saber? ¿cómo hemos de escuchar? ¿cómo conoceremos que DIOS nos habla?
Por su palabra, naturalmente el creyente el ESPIRITU SANTO ES QUIEN LE REVELA, lo que esta en su palabra, para el momento de su vida hoy y aun cuando vallamos ha estar en su presencia, su palabra es la que hace obra en nosotros, el trabaja.
Y entonces, así queridos, que me escuchan, así seremos CONSOLADOS y nuestra CONSOLACION será eterna y viene del PADRE y del SEÑOR JESUCRISTO, es una gran esperanza, esta CONSOLACION es una gran actitud de esperar en su Gracia, viene para nosotros de su palabra, escuchémosla, leámosla, demos toda nuestra atención a esta palabra de DIOS.
¡hasta la próxima!