Cristo Sumo Sacerdote – Hebreos 7:1-28
Meditación sobre Hebreos 7:1-28 por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. Considerad, pues, cuán grande era este, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín. Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque estos también hayan salido de los lomos de Abraham.
Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive. Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos; porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro. Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón? Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley; y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar.
Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio. Y esto es aun más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto, no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible. Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia (pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios. Y esto no fue hecho sin juramento; porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero este, con el juramento del que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.
Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; mas este, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre.
Ciertamente este es un pasaje difícil de interpretar pues al no tener más datos sobre Melquisedec no se puede reconocer a ciencia cierta quien es, sin embargo, sabemos que no es un hombre común pues con los datos que si tenemos podemos observar que se trata de alguien muy especial que vive la eternidad.
Primeramente, lo identifica como rey de Salem, Rey de paz, y Sacerdote del Dios Altísimo, quien bendijo a Abraham cuando le entregó los diezmos, lo que nos da a entender que es superior a Abraham, aun cuando por él desciende el Pueblo de Dios y por él en quien serían bendecidas todas las naciones; esto nos indica que es mayor a Abraham, y como sacerdote recibió los diezmos de todos los Levitas. También sabemos que no tenía madre ni padre, ni se supo cuando nació y mucho menos cuando murió quedando como sacerdote para siempre, pues los levitas, aunque era cuidada su sucesión por un descendiente, al morir dejaba de ser sacerdote, mientras que Melquisedec, quedó como sacerdote para siempre, al igual que Cristo.
Recordemos que los judíos no reconocían a Jesús en su ministerio como sacerdote, ya que no descendía de la tribu de Levi, si fuese el Mesías debería descender de ese linaje; Melquisedec como prototipo de Cristo tampoco descendía de Abraham ni de Aarón, es decir no tenían genealogía, ni principio de días, ni fin de días, por lo tanto, su sacerdocio es perpetuo.
El sacerdocio de Cristo está sustentado en una vida eterna, indestructible, en su perfección pues no conoció pecado y es el salmo 110 que todo judío da por verdad donde Jehová da dominio al Rey y le dice:
Jehová dijo a mi Señor siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de mis pies. Salmo 110:1
Los Levitas dependientes de Aarón recibían los diezmos y las ofrendas por la autoridad de la Ley de Dios tanto del pueblo, como de los mismos levitas, y Abraham al entregar los diezmos del pueblo, como de los mismos levitas reconoce que Melquisedec es mayor que él y por tanto recibe la bendición.
La ley fue dada para conocernos a nosotros mismos y ver nuestro pecado, pues constantemente la quebrantamos. Nunca por la Ley llegaríamos a la perfección que Dios requiere, por lo que se hace necesario un Mesías, un Redentor, las ofrendas y sacrificios no nos pueden llevar a la perfección ni la purificación total, solo Cristo, y es en el versículo 4 del salmo 110 donde:
Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tu eres Sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. Salmo 110:4
Esto prueba que Jesús fue designado por el poder Divino y que jamás quedaría incapacitado para ejercer su oficio.
La Ley nunca perfeccionaría al hombre, los sacrificios no perdonarían los pecados ni cambiarían el corazón de los hombres.
Más la Ley tuvo su propósito y fue el de preparar el camino del Señor, para vernos en nuestra inmundicia y poder apreciar la justicia de Dios, y así podernos acercar a Él por la sangre derramada de Cristo, por ese acto de justicia y de amor hoy nos podemos acercar en cualquier momento y donde sea; tenemos un fiador solidario, es decir, que paga nuestras deudas.
Por tanto, Jesús es hecho Fiador de un mejor pacto. Hebreos 7:22
Jesús tiene un sacerdocio inmutable no cambia, incluye a todas las naciones, con la única condición de creer en Él como el Cristo, quien al sacrificarse a sí mismo, quitó la ira de Dios sobre nosotros como pecadores y abre los cielos a todos los creyentes.
Los sacerdotes levíticos no pueden ofrecer la eternidad pues eran mortales e imperfectos, Cristo es eterno, inmutable, vive por siempre es un Sacerdote para siempre solo el ofreció un sacrificio aceptable para Dios y por eso es nuestro intercesor por excelencia.
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