El afán y la ansiedad – Filipenses 4:6-7

Meditación sobre Filipenses 4:6-7 por el Elías Mercado González
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

⁶ Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. ⁷ Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

 No cabe duda de que todos los cristianos tenemos algunas veces ansiedad, este es un problema que debemos afrontar, el apóstol Pablo en este pasaje nos propone una solución: ORAR, obteniendo como resultado la PAZ de Dios.

El apóstol Pablo nos dice de manera explícita: “por nada estéis afanosos”. La raíz de la palabra que en el Nuevo Testamento en griego aparece como afanoso significa turbado o preocupado, este estado nos hace no tener armonía ni paz interior. Claramente Pablo nos dice que no debemos “afanarnos o preocuparnos por nada”. No hay nada que suceda en la experiencia del cristiano que no esté bajo la voluntad de Dios. Nuestro Señor esta interesado en cada detalle de nuestras vidas.

Continuamente nos enfrentamos con muchas situaciones, pero hay algunas que son más frecuentes y se encuentran ilustradas en la Biblia.

Veamos tres:

Necesidades Materiales

En una sección del Sermón del Monte (Mateo 6:25-34), Jesús habla de esto usando cinco veces la misma palabra que Pablo en su carta a los filipenses.

• Por tanto, os digo: No os afanéis por vuestra vida (v.26).
• ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? (v.27).
• Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? (v.28).
• No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos o qué beberemos, o que vestiremos? (v.31).
• Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana, traerá su afán (v.34).

Jesús enfatiza cinco veces a sus oyentes que no se inquietaran por las cosas que necesitaban en esta tierra. Resume esta sección del Sermón del Monte con una breve exhortación:

“Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (v.33).

Podemos notar de manera literal que algunos de los principios expresados en este pasaje pueden ser utilizados por los creyentes de todos los tiempos. Es importante resaltar que los creyentes debemos ser responsables, pero no nos debemos dejar dominar por las necesidades más apremiantes, sino poner lo primero en primer lugar. Nuestro Salvador lo dijo:

“Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas”

Nuestras Responsabilidades Diarias.

Está preocupación se ilustra de manera práctica en el pasaje de (Lucas 10:38-41) cuando Jesús visitó a sus amigas Marta y María. Mientras estaba en su hogar, comenzó a enseñarles. María se sentó de inmediato a sus pies a escuchar. Marta se ocupaba de los quehaceres de la cocina, mientras mas trabajaba preparando todo, mas se frustraba y enojaba contra su hermana. Finalmente explotó y dijo:

“Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude” (v40).

Jesucristo le respondió suavemente:

“Marta, Marta…afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada” (vs 41-42).

Parece que esta no era una experiencia aislada en la vida de Marta, sino que con frecuencia se encontraba “turbada por muchas otras cosas”, es decir no era la primera vez que se sentía ansiosa y preocupada. Jesús no estaba solapando la irresponsabilidad, las palabras que dijo a María son congruentes con lo que había dicho en el Sermón del Monte: los cristianos deben poner lo primero en primer lugar, no dejarse oprimir por las presiones diarias a tal grado que hagan a un lado a su Padre Celestial. No debemos llenarnos de demasiadas actividades, aunque sean espirituales, que nos impidan “sentarnos a sus pies” y escuchar su palabra.

Relaciones con Aquellos que se oponen a Nuestras creencias.

En el pasaje de 1 Pedro 4:12-16; 5:7 notamos que este problema más que ningún otro, era la causa principal de tensión y ansiedad en los primeros cristianos. Con frecuencia eran perseguidos por su fe. Pablo animó a los filipenses a orar acerca de las circunstancias que les causaban desazón. En su carta les exhortó a estar

“firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio y en nada intimidados por los que se oponen” (Filipenses 1:27-28)

El apóstol Pedro, también habló acerca del efecto que esa situación podría provocar en la estabilidad física y emocional de los creyentes “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese” (1 Pedro 4:12). No negaba la posibilidad de que la persecución les causara aflicción, lo que quería era explicar la forma en que debían manejar su situación.  “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porqué él tiene cuidado de vosotros” (5:7). Es lo que también Pablo decía a los filipenses respecto a que debían poner su incertidumbre sobre el Señor.

La solución que nos da el apóstol Pablo a todas las situaciones que nos enfrentamos es LA ORACIÓN.  Su respuesta es clara:

“…sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6)

No hay nada de lo que le suceda a un cristiano que este fuera del amor e interés de Dios por nosotros. Tenemos el derecho de orar acerca de cualquier cosa.

El resultado final:  LA PAZ

“y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7)

Dios no ha prometido que nos va a librar de circunstancias adversas, pero si ha dicho que nos sostendrá y dará su paz en medio de las dificultades. Eso es lo que Pablo quería comunicar a los filipenses.

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