Fe y Oración – Parte 6 (La verdadera fe)

Cosas que impiden al hombre vivir con fe:
  1. La falta de creencia de en la existencia de Dios en forma perceptible y activa, es decir reconocen que Él existe, pero que no supervisa cada detalle de su vida.
    La fe de estas personas se resume en que hay un Creador de universo y (en su opinión)Él está ahí en algun lugar del cielo y no interviene en la vida diaria. Por esa razón no piensa en dirigirse a Él cuando tiene una gran necesidad.
  2. La falta de creencia en que todo creyente puede dirigirse a Dios en un lenguaje simple, pedirle ayuda en cada asunto, asesorarse con Él, contarle sus angustias y hablar con él de todas nuestras inquietudes.
  3. No creer que nuestra fe es demasiado pequeña. Creer que nuestra fe es inquebrantable y que somos los mejores creyentes del mundo y que con solo concentrarnos en desear algo mucho podemos lograr cosas grandes. Esa idea ha sido importada del pensamiento mágico y religiones místicas.
    Eso implica: creer erróneamente que nuestra fe (ya sea grande o pequeña) es algo que no puede crecer más.
  4. No creer que Dios nos ama y que, tanto cosas agradables o desagradables, serán usadas por Dios para nuestro bien. Eso lleva a creer que el sufrimiento o el dolor están fuera de la voluntad de Dios. Esto se pone de manifiesto en las personas que piensan que cuando sucede algo que contradice su voluntad (la de ellos), también es en contra de la voluntad de Dios. Eso, en el fondo, es la creencia de que la voluntad de Dios debe sujetarse a la suya.
  5. Creer que la fe es algo que podemos «lograr» con nuestro propio esfuerzo. Pensar esto es considerar la fe como una «obra» mas. Como consecuencia el hombre que cree esto dice: más adelante tendré fe, por ahora me dedicaré a lograr mis objetivos. La fe entrará en mi agenda cuando tenerla contribuya al logro de mis objetivos. Si fingir fe contribuye al logro de esos objetivos, fingiré fe.
La fe verdadera (Fe y Oración parte 6)

(Trancripción)

Hoy continuaremos hablando sobre la quinta cosa que impide al hombre «vivir con fe»
Recordemos cual es:

  1. Creer que la fe es algo que podemos «lograr» con nuestro propio esfuerzo.

Sobre esto, en la charla anterior dijimos que pensar esto es considerar la fe como una «obra» mas y que como consecuencia de ello, el hombre cae en ideas tan erróneas como pensar que puede usar la fe para el logro de sus propios propósitos.

Eso implica que una persona que cree que la fe se puede lograr con su propio esfuerzo, puede también fingir la fe. Eso nos lleva a pensar que entonces existe una fe verdadera y una no verdadera.

La fe verdadera crece: Calvino reconoce que el cristiano va creciendo gradualmente en una fe más plena en las promesas de Dios.

El autoengaño es una posibilidad real.

Los no creyentes a menudo sienten algo muy similar a la fe de los elegidos.

Esto nos lleva pensar que hacernos un autoexamen, como creyentes, es algo escencial.

Calvino escribe:
«Aprendamos a examinarnos a nosotros mismos, y a indagar si aquellas marcas interiores por las que Dios distingue a sus hijos de los extraños nos pertenecen, a saber, la raíz viva de la piedad y la fe»

Felizmente, los que son verdaderamente salvos son librados del autoengaño mediante un apropiado examen dirigido por el Espíritu Santo.

Dice Calvino:
«Mientras tanto, los fieles son enseñados a autoexaminarse con solicitud y humildad, para que no aparezca una seguridad carnal en lugar de la certeza de la fe».

Y en ese auto-examen, Calvino enfatiza a Cristo.

Dice que debemos examinarnos para ver si estamos colocando nuestra confianza solo en Cristo, pues este es el fruto de la experiencia bíblica.

Nunca debemos auto-examinarnos sin la ayuda del Espíritu Santo.

Es el único que puede arrojar luz sobre la obra salvadora de Cristo en el alma del creyente.
Fuera de Cristo, la Palabra y el Espíritu, dice Calvino, «si te contemplas a ti mismo, es condenación segura».

La Escritura nos enseña que la justificación se obtiene sólo por medio de la fe, sin hacer ninguna buena obra.
(Ro. 3:28, 4:4-5, 5:1; Ef. 2:8-9; Tit. 3:5).

Sin embargo, la Escritura también nos advierte en muchas ocasiones que hay una fe que no es genuina.

Es importante notar que es Cristo quien salva, no la fe.

Santiago nos muestra la verdad de que existe una fe falsa al decirnos, en Stg. 2:14:
«Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?» (Stg. 2:14). es una pregunta retórica: la respuesta es NO.

Considerar que existen dos tipos de fe (falsa y verdadera) inevitablemente nos lleva a cuestionarnos:
¿Cuál es la diferencia entre ambas?
¿Cómo puedo distinguir entre la fe salvífica y una fe falsa, externa y superficial que deja al pecador sin perdón y vida eterna?

Los teólogos usualmente reconocen tres aspectos o elementos de la fe verdadera:

1. Conocimiento (notitia) – Elemento mental de la fe:

Este elemento se refiere al contenido de la fe -o dicho de otra manera- el objeto de nuestra fe.

Tiene que ver con datos, es decir, conocimiento, los detalles, la información o el contenido de la fe cristiana.

La fe que enseña el Nuevo Testamento no es una fe ambigua o general, sino que contiene detalles específicos.

El Evangelio tiene base y contenido que tenemos que conocer, entender y afirmar.

Es imposible adorar de corazón al Dios verdadero sin antes tener una apreciación mental/imtelectual de quién es Él; el primer aspecto de la fe, entonces tiene que ver con la facultad de pensar, tenemos que conocer los datos:
Leemos en Juan 17:3

«Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.» (Jn. 17:3).

2. Asentimiento (assensus) – Elemento emocional de la fe:

El segundo elemento de la fe salvífica se conoce como asentimiento.

Primero, el pecador escucha el evangelio. Ahora, queda convencido de esa verdad y el corazón responde anhelando a Cristo para remediar su mal.

Berkhof comenta sobre este elemento:

«Cuando uno abraza a Cristo por la fe, lo hace con profunda convicción de la verdad y de la realidad del objeto de la fe, siente que esa fe satisface en la propia vida una necesidad importante, y tiene conciencia de que en ello le va un interés absorbente…».

3. Confianza (fiducia) – Elemento volitivo de la fe:

Este es el elemento que completa la fe salvífica: se llama Confianza

La verdadera fe no solo abre nuestra mente a la verdad del evangelio, sino que además despierta en el corazón un deseo por Cristo…

Pero hay algo mas: también afecta nuestra voluntad.

El pecador, conociendo el evangelio de salvación (conocimiento), y deseando a Cristo como su mayor tesoro (asentimiento), ahora se apropia de la salvación provista por Cristo, confiando en Él como Señor y Salvador (confianza).

Los dos primeros elementos (Conocimiento y Asentimiento) son necesarios para la fe salvífica, pero no son suficientes.

Dios perdona al pecador cuando éste, humillado, viene a Cristo y se apropia de Él con fe y arrepentimiento de pecados.

La fe verdadera envuelve la totalidad del ser (mente, corazón y voluntad) recibiendo todo lo que Cristo es.

Por supuesto que el pecador no tiene que estar consciente de estos tres elementos para venir a Cristo. Sin embargo, estos componentes están presentes en toda persona que se acerca a Cristo con fe sincera.

En cierta manera, experimentamos estos tres aspectos en forma natural en nuestras vidas sin percatarnos de ello.

Cuando tenemos sed, tenemos conocimiento de que el agua puede remediar nuestro mal (mente/conocimiento). La convicción de nuestro conocimiento despierta nuestras emociones de manera que comenzamos a desear el agua para saciar nuestra sed (corazón/asentimiento) y finalmente vamos al refrigerador y nos apropiamos del agua para remediar el problema – la bebemos. (voluntad/confianza).

La Biblia es el libro entre todos los libros. Afecta a ateos y a impíos tanto como a los más santos. Sus enseñanzas demandan una reacción positiva o negativa. Precisamente, porque es Palabra de Dios, la Biblia habla al corazón. Pero aún más: es por medio de esa Palabra que nos viene el don de la fe, esa capacidad para creer lo que Dios nos ha dicho de corazón (fiducia).

Así lo afirma el apóstol Pablo:
«Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios».

Una persona impía puede convertirse en religiosa. Puede empezar a leer la Biblia e ir a la iglesia. Puede orar y hacerse miembro de una iglesia. Pero tal actividad puede ser sencillamente el resultado del esfuerzo personal (mero assensus).

Es al recibir la Palabra de Dios de corazón que viene la vida eterna. Escudriñad las Escrituras, nos dice Cristo Juan 5:39, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mi (Jn. 5.39).

Espero que esto sirva para autoexaminarnos.

Ahora… dejo lo siguiente para meditar…

La fe es por naturaleza propia una abdicación, un abandono, un descanso; pero la Biblia la presenta también como una responsabilidad, como un medio necesario para apropiarse de la salvación.

En Romanos 4:16 dice: «Por tanto, es por fe, para que sea por gracia…»

Pero cuando el carcelero de Filipos le pregunta: «¿qué tengo que hacer para ser salvo?» la respuesta de Pablo fue: «cree en el Señor Jesús; así tu y tu familia serán salvos…» (Hechos 16:30 y 31).

Pero de esto hablaremos en la próxima charla..
Dios les bendiga y hasta la próxima semana.

El Catecismo del 1537 y 1538 (J. Calvino), nos da a conocer la postura de Juan Calvino (que es la que hemos mantenido los cristianos reformados):

Uno no debe imaginar que la Fe Cristiana es un conocimiento desnudo y simple de Dios o un entendimiento de la Escritura que revolotea en el cerebro sin tocar el corazón […] Sino que la Fe es una firme y solida confianza del corazón por la cual descansamos seguramente en la Misericordia de Dios la cual es prometida en el Evangelio.Reformed Confessions of the 16th and 17th Centuries in English Translation
Creer de todo corazón no significa creer perfectamente en Cristo, sino solamente abrazarlo con el alma y entendimiento; no significa estar henchido de Él, sino, con vehemente afecto, tener hambre y sed de Él, y por Él suspirarInstitución de la religión Cristiana, Calvino. Libro IV, Capítulo XIV.8

¿Qué significa abrazarlo con el alma y entendimiento? Claramente vemos los tres elementos de la Fe Salvífica: abrazarlo (Fiducia) con el alma (Asentimiento) y entendimiento (Notitia). En resumen, para el reformador francés la fe es “una firme y efectiva confianza (Firma et efficax fiducia)”.

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