Renovando nuestra confianza en Dios
CDMX, viernes 8 enero de 2021
El mes de enero es el inicio de un año con incertidumbre de la pandemia, expectativas y esperanzas en las vacunas. Muchas personas se angustian ante esta situación y se sienten tristes, abatidas y desamparadas.
Los cristianos sabemos que nuestra confianza está en Dios, Él es el Dios de la historia, y en su mano estamos protegidos.
Él nos llenó de bendiciones y nos ha guardó de todo mal, acompañándonos en todo momento a lo largo del año que termino. Hermanos el salmista David estuvo en situaciones de angustia en el Salmo 42 :11 podemos leer:
11 ¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.
El rey David sabía que su salvación no estaba en lo que podía hacer él ni en sus armas o en las cosas materiales que tenía, él no podía hacer nada más que esperar la salvación de Dios y es por lo que reafirma confiadamente que él aún le ha de alabar.
En los versículos 1 y 2 de nuestro pasaje dice;
1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Nosotros como David no podemos hacer nada para salvarnos. Somos justificado solo por la gracia de Dios en Cristo, el Apóstol Pablo nos pide que tengamos fe en Cristo y si oramos, nuestro Dios nos escucha y contesta nuestras oraciones de acuerdo a su divina voluntad.
Hermanos, debemos de tener claro que deseamos para nuestra vida, si creemos en Jesús tenemos Paz, tenemos la tranquilidad de saber que todo está previsto por Dios y no hay nada que escape de su mano, nuestra salvación, nuestra esperanza está segura en Jesucristo.
En los versículos 3 y 4 de nuestro pasaje dice:
3 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;
4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;
La tribulación de acuerdo al diccionario es la pena, disgusto o aflicción muy grande que siente una persona en una situación adversa o desfavorable.
El gloriarnos significa que tenemos una confianza total, la certeza de que Dios está con nosotros, y cumplirá su palabra de cuidarnos por lo que hallaremos solución a nuestras aflicciones, problemas, situaciones desfavorables o enfermedades.
Hermanos sabemos que a veces no somos tan pacientes por que no vemos el fin o la salida, pero el apóstol Pablo nos llama a ser pacientes, a resistir las pruebas y no perder la esperanza.
Hermanos que las dificultades no debiliten nuestra la fe, sino más bien fortalezcan nuestra confianza en nuestro Dios.
En el versículo 5 de nuestro pasaje dice:
5 Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
Tenemos confianza en que Dios está con nosotros y nos muestra su amor a cada momento porque el Espíritu Santo nos da la certeza de que Él está con nosotros en momento difíciles, de angustia, prueba o enfermedad.
Como dice el Apóstol Pablo en Romanos 15: 13
13 Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Tener esperanza significa un optimismo sobreabundante en cuanto a que Dios cuida de nuestra vida. El poder del Espíritu Santo confirma en el corazón de cada creyente en forma real el amor de Dios. Esto es que podemos sentir el amor de Dios en nuestra vida al reconocer su cuidado y providencia.
En los versículos 6 al 8 de nuestro pasaje dice:
6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
7 Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.
8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Cristo vino a este mundo anduvo entre nosotros y murió por nosotros, los pecadores, los que no podíamos resistirnos a la tentación.
Hermanos podemos ver la grandeza del amor de Dios, que se da a los que no lo merecen, a los que son débiles, a los impíos, a los pecadores.
El amor de Dios se encuentra en Él, no en nosotros. Dios envió a su hijo a salvar a hombres y mujeres impíos.
No tenemos que probar que somos dignos del amor de Dios. Cristo nos abrió la puerta de acceso permanentemente para orar a nuestro Dios y con su sangre preciosa pago la cuenta de nuestro pecado.
Seamos agradecidos a Dios por su gran amor, reconociendo su cuidado y providencia.
En Job 11: 17 al 19 dice:
17 La vida te será más clara que el mediodía;
Aunque oscureciere, será como la mañana.
18 Tendrás confianza, porque hay esperanza;
Mirarás alrededor, y dormirás seguro.
19 Te acostarás, y no habrá quien te espante;
Y muchos suplicarán tu favor.
Esta es la vida que tenemos cuando confiamos en Dios, Él quiere lo mejor para nosotros.
En Juan 16:33 el señor Jesús nos dice:
33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Hermanos, en este año que comienza renovemos nuestra confianza en Nuestro Dios. Oremos por medio de la gracia que es en Cristo, sabiendo que Él nos escucha en todo momento, nos cuida y nos da su paz
A.I. Nelson Daniel Miranda Giles.