Unidad en el cuerpo de Cristo (Parte 1) – Efesios 4:1-16

Meditación bíblica sobre Efesios 4:1-16 por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Transcripción…

Hoy comenzamos una nueva serie de meditaciones sobre Efesios 4:1-16 que titularemos
“Unidad en el Cuerpo de Cristo”.

En los primeros tres capítulos de Efesios, Pablo expone una serie de doctrinas como la predestinación y la elección, la adopción y la redención, la obra del Espíritu Santo, la regeneración y el único y santo cuerpo de Cristo, la iglesia.

Pablo termina el capítulo 3 con una doxología.

20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,
21 a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.

Y en el capítulo cuatro continua con lo siguiente:

Leamos Efesios 4:1-3:

1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,
3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; (Efesios 4:1-3)

Introducción

Cuando adquieres un aparato nuevo ¿que es lo primero que haces?
¿te sientas durante un buen rato a leer el manual, y te aseguras de conocer cada detalle antes de empezar a usarlo?
¿O inmediatamente lo enciendes y empiezas a apretar botones, tratando de disfrutar de todas las cosas que el aparato en cuastión puede hacer y sin preocuparte por los detalles, al menos por el momento?

Casi seguro que la mayoría de nosotros hacemos esto último.

El problema es, que algo puede fallar, o a veces nos tardamos más en echar a andar ese aparato solo por el hecho de no habernos tomado el tiempo de leer las instrucciones.

Lo bueno es que la mayoría de la gente al menos tendrá a mano el manual de instrucciones para consultarlo de vez en cuando y ver cómo se supone que debe comportarse el aparato.

Efesios 4:1-3 nos muestra que Dios nos ha llamado a una conducta semejante a la de Cristo.

Pablo comienza en el versículo 1 diciendo: “Yo, pues, preso por el Señor”.
La palabra “pues” es importante.
Lo hemos dicho otras veces, siempre que vemos la palabra ‘pues’ o ‘por lo tanto’ en la Biblia, hay que ver bien que hay antes.
Esta es la transición de Pablo de la doctrina a la aplicación.

Pablo se refiere a sí mismo como un prisionero del Señor.
Al decirlo, Pablo no se estaba quejando o buscando causar algún tipo de lástima o compasión a los efesios.
Les estaba recordando que no era un prisionero de Roma, sino que era un prisionero del Señor.

El comentarista John MacArthur, dijo:
“Pablo tenía la capacidad de ver todo a la luz de cómo afectaba a Cristo. Vio todo verticalmente antes de verlo horizontalmente. Sus motivos eran los de Cristo, sus normas eran las de Cristo, sus objetivos eran los de Cristo, su visión era la de Cristo, toda su orientación era la de Cristo. Todo lo que pensó, planeó, dijo e hizo fue en relación con su Señor. Era en el sentido más completo un cautivo del Señor Jesucristo”.

Al recordarles a los efesios su propio estatus de prisionero, Pablo estaba destacando el estatus de los efesios y, de hecho, de cada cristiano.

Cristo Jesús ha comprado a cada cristiano con su propia sangre, cada cristiano pertenece, en cuerpo y alma, a Él. Somos prisioneros del Señor Jesucristo comprados con sangre.

Con esa verdad y afirmación en mente, Pablo escribió: “os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados”.

La palabra “andar” en esta frase tiene que ver con el comportamiento.

Se usa con frecuencia en el Nuevo Testamento para referirse a la conducta diaria, a cómo los cristianos viven el día a día a la luz de su nuevo estatus.

Pablo continuó instando a los cristianos a andar “como es digno de la vocación con que fuisteis llamados”.

John MacArthur señala que la palabra griega para “digno” (axios)
“tiene la raíz del significado de equilibrar la balanza: lo que está en un lado de la balanza debe tener el mismo peso que lo que está en el otro lado. Por extensión, la palabra llegó a aplicarse a cualquier cosa que se esperaba que correspondiera a otra cosa. Una persona digna de su pago era aquella cuyo trabajo diario correspondía a su salario diario. El creyente que anda de una manera digna de la vocación con la que ha sido llamado es aquel cuyo diario vivir corresponde a su alta posición como hijo de Dios y coheredero con Jesucristo. Su vida práctica coincide con su posición espiritual”.

Pero, ¿cómo es eso en la práctica? ¿Cuáles son las características de un andar digno? Eso es lo que Pablo abordó a continuación en los siguientes versículos. Y lo veremos la próxima semana.

Otras partes de la serie UNIDAD EN EL CUERPO DE CRISTO:

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