La gracia de Dios y la esperanza viva (6) – 1 Pedro 3:1-7
Serie: Primera Epístola de Pedro
Meditación bíblica sobre 1 Pedro 3:1-7 por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Hoy seguiremos hablando del liderazgo y la importancia del testimonio de vida. Vamos a dar lectura a 1 Pedro 3:1-7:
1 Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, 2 considerando vuestra conducta casta y respetuosa. 3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, 4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. 5 Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; 6 como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.
7 Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
El apóstol Pedro en estos siete versículos nos provee de un esquema práctico para un matrimonio sano, y aquí hay sabiduría práctica para toda la vida.
Abundemos un poco más, cuando un marido inconverso o insensible no está tratando a su esposa de la manera en que Cristo lo haría, ¿qué hacer en una situación así? ¿Buscas cómo manejar a tu marido? ¿O confías en Dios y dejas que Él lo maneje?
El liderazgo y responsabilidad le fue dada al hombre, eso no quiere decir que su palabra será la única que cuente, recordemos lo que Dios dijo: Le haré ayuda idónea para él (Génesis 2:18). Pueden compartir la toma de decisiones, la mirada y la perspectiva de la esposa, es importante, esto es algo que Dios puede usar y finalmente sea el hombre quien tome la iniciativa; y ejerza la tarea que le fue encomendada. Lamentablemente podemos ver casos en donde para el hombre le resulta más cómodo o conveniente no hacerse responsable, ni ejercer autoridad.
Ahora, en el versículo 7, el apóstol Pedro le dice al esposo cómo ha de ser el cuidado para con su esposa en distintas áreas:
- Vivir con ellas, en cuanto a lo físico: Esto va más allá de vivir bajo el mismo techo. El matrimonio fundamentalmente es una relación física. “Los dos serán una sola carne” (Efesios 5:31), los cónyuges cristianos disfrutan de una relación física y espiritual, ambas van juntas, su relación será más profunda, buscando cumplir su deber conyugal amando a su esposa.
- Sabiamente, en lo intelectual: Hay una frase que dice “¿Quien entiende a las mujeres?”, y puede haber algo de cierto, sin embargo, un marido tiene el reto de aprender a entender a su esposa por medio de una atenta observación, él podrá conocer los estados de ánimo, sentimientos, necesidades, temores y esperanzas; saber escucharla y mostrar empatía.
- Dando honor, en lo emocional: Esto significa que el marido respeta sus sentimientos, pensamientos y deseos de su esposa. Es decir, que no siempre estará de acuerdo con ella, pero la respeta y honra su derecho a decir una opinión diferente, recordando que una mujer uade ver las cosas de un modo distinto.
- Como coherederas de la gracia de la vida, en lo espiritual: En el lugar central de la vida, tanto el marido como la mujer, ambos son iguales delante de Dios, y en su relación con Dios, ambos crecen en intimidad con Dios, e inevitablemente también crecen en intimidad entre ellos. Oran juntos y tienen vidas espirituales en armonía, dos cosas que con frecuencia se olvidan, y que son uno de los cimientos sólidos de un matrimonio.
Y termina con una implicación importante, dice que la eficacia de la oración del marido determinará el modo en que trate a su esposa.
“Un esposo que busca agradar a Dios, a su esposa y ser eficaz en su liderazgo, tendrá esto en cuenta”.