La gracia de Dios y la esperanza viva (9) – 1ª de Pedro 4:12-19

Serie: Primera Epístola de Pedro
Meditación bíblica sobre 1ª de Pedro 4:1-11 por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Hoy seguiremos con el estudio de la primera carta del apóstol Pedro.

A esta serie la hemos titulado la gracia de Dios y la esperanza viva número nueve la semana pasada estuvimos hablando de cómo el creyente y en virtud de su unión con Cristo, ha dejado atrás las concupiscencias de la carne para vivir en la voluntad de Dios.

El creyente, ahora en esta nueva vida, demuestra su amor a los demás y asimismo busca dar gloria a Dios.

Hoy hablaremos del sufrimiento en el creyente fiel y daremos lectura a 1ª  Pedro 4:12-19.

Dice así:

12 Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, 13 sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. 14 Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. 15 Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; 16 pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. 17 Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? 18 Y:

Si el justo con dificultad se salva,

¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?

19 De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien.

En la vida cristiana, la persecución no es algo nuevo. A lo largo de la historia, el pueblo de Dios ha sufrido de persecución a manos del no creyente; en donde el no creyente no puede entender la clase de vida diferente que produce un estilo distinto del creyente, pues mucho de lo que se da en este mundo depende de mentiras orgullo, placer, egoísmo y el deseo siempre de querer más.

Mientras tanto, el verdadero creyente edifica su vida sobre la verdad, la humildad, santidad y el deseo de glorificar a Dios en nuestras vidas.

Más adelante en los versículos 13 y 14, el apóstol Pedro nos habla de la comunión con Cristo que se da por el sufrimiento. Para el cristiano es un honor y un privilegio el sufrir por y con Cristo. Que el mundo nos trate como a él. Ser participante de los padecimientos de Cristo es un don de Dios. Filipenses 1:29 dice:

Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no solo que creáis en él, sino también que padezcáis por él,

No todo creyente está preparado para esta clase de sufrimiento así que habrá de ser un gozo si nos viene. Cuán grande privilegio.

Ahora bien, es importante mencionar que no todas las dificultades o padecimientos de la vida son necesariamente pruebas de fuego. Hay algunas dificultades que sencillamente son parte de la vida; que le suceden a casi todo el mundo. Por otra parte, lamentablemente hay dificultades que nosotros mismos nos acarreamos debido a nuestra desobediencia y pecado. Sin embargo, el horno de pruebas nos da la oportunidad de examinar nuestras vidas y ministerios. Recuerda: el fuego de prueba es un proceso refinado por el que Dios quita la escoria y nos purifica de modo que confiemos en la fidelidad de nuestro Dios y Padre Celestial, de que él suplirá todo lo necesario encomendemos nuestras almas y hagamos el bien.

Otras partes de la Serie: La gracia de Dios y la esperanza viva
Comparte con tus amigos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *