LA SEMILLA ES LA PALABRA DE DIOS

Lucas 8:11

Desde hace muchos años, noviembre ha sido en Berith el mes en que consideramos de manera especial nuestra responsabilidad y privilegio de proclamar el evangelio, lo cual no es un tema menor ya que está en el mero corazón de nuestra misión como iglesia: «Por tanto, id y haced discípulos.»
Este es un buen momento pues acabamos de reforzar nuestra convicción al reflexionar en las enseñanzas de la fe verdadera fundamentada en las Escrituras, al considerar las tesis de la Reforma y además, hemos celebrado otro aniversario como iglesia y ya estamos listos para continuar nuestra carrera, puestos los ojos en Jesús.
Hoy comentamos en este espacio la parábola del sembrador, en la cual Jesús mismo nos da la clave para entender cómo opera el evangelio del Reino: «La semilla es la palabra de Dios» para la cual no hay sustituto. Si los llamados han de venir a Cristo es únicamente porque la palabra de Dios fructifica en sus corazones.
Jesús nos enseña que la respuesta no es igual en todos los terrenos, pero donde la tierra es buena, estos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída y dan fruto con perseverancia. El sembrador tiene que sembrar porque sabe que es Dios quien da el crecimiento.
Vivimos días de cambio y transición, pero la palabra de Dios permanece para siempre. Donde hay predicación y enseñanza fiel de la palabra, la iglesia surge, se fortalece y crece. Debemos tener cuidado pues existe la tendencia de poner en práctica otros métodos y formas para atraer a las personas a las iglesias.
A esto contestaron los que «antes que adaptar la fe cristiana para satisfacer las necesidades sentidas de los hombres, debemos proclamar la Ley como la única medida de la verdadera justicia y el Evangelio como el único anuncio de verdad salvadora. La verdad de la Biblia es indispensable para el entendimiento, alimento y disciplina de la Iglesia.» En una conferencia reciente se preguntó: ¿Cuáles son las denominaciones de la iglesia protestante con mayor crecimiento? La respuesta fue que son las iglesias pentecostales, pero que si queremos tener iglesias bien fundamentadas en la Palabra es necesario trabajar disciplinadamente en la educación y enseñanza de la Biblia y eso significa preparación de maestros y pastores, constancia, orden, tiempo y mucho trabajo. Sólo así seremos como aquel obrero aprobado por Dios que no tiene de qué avergonzarse y que usa bien la palabra de verdad. No hemos perdido el rumbo, el timón está firme.
Una parte importante de ese trabajo es anunciar y llevar el evangelio fuera de nuestros muros. Berith necesita más obreros, porque la mies es mucha.

Gerald Nyenhuis H. | Originalmente publicado en| Boletín Buen Óleo el 13 de noviembre de 2016

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