Al oír y guardar la palabra somos bendecidos
Meditación sobre Lucas 11:27-28 por el A.I. Nelson Daniel Miranda Giles
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Transcripción…
CDMX, viernes 13 de agosto de 2021
En veces tomamos decisiones que a nuestros ojos están bien, pero nuestros familiares o amigos que están en nuestro alrededor se dan cuenta que no nos convienen y nos aconsejan al respecto, en cuantas ocasiones cerramos nuestros ojos y nuestros oídos a estas palabras, y no hacemos caso, pensamos que solo nosotros tenemos la razón, somos rebeldes y no escuchamos sus consejos.
En la Biblia en libro de Proverbios 16: 20 leemos:
20 El entendido en la palabra hallará el bien, Y el que confía en Jehová es bienaventurado.
Hermanos, somos bienaventurados, si confiamos en Dios, además de invitarnos a estudiar la palabra para ser prudentes, al hacer esto nos ira bien en todo lo que hagamos.
En el versículo 27 del pasaje en Sn. Lucas 11 dice:
27 Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste.
El señor Jesús, se encontraba predicando y enseñando al pueblo en la región de Judea, le trajeron un endemoniado mudo y aconteció que echo fuera al demonio y algunos fariseos empezaron a cuestionar la autoridad de Jesús al decir que por belcebú había sanado a esta persona.
Jesús les respondió que, por el dedo de Dios, él echaba fuera a los demonios, que el reino de Dios está cerca de ellos
Cuando Jesús llegó al final de la predicación, una mujer al oír todas estas enseñanzas y explicaciones exclamó bendiciendo a la mujer que lo trajo al mundo.
En el versículo 28 del pasaje en Lucas 11 leemos:
28 Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.
El señor Jesús rápidamente contesto, no puso en duda la veracidad de las palabras de la declaración de la mujer, pero señaló a una verdad mayor, al decir “Antes bienaventurados”, otra traducción del griego-español es “Más bien bienaventurados” o …
“Más bien supremamente bendecidos, dichosos, los que oyen la palabra de Dios, y la guardan”. Así, el señor Jesús nos dice ahora “Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la guardan”.
El vocablo griego para “OYEN” es “AKOÚO” que significa entender, escuchar, hablar, llegar a oído de, obedecer.
Y el vocablo griego para “GUARDAN” es “FULÁSSO” que significa vigilar, estar de guardia, preservar, obedecer, custodiar.
Hermano, si juntamos y estudiamos los significados de estas palabras podemos entender mejor porque somos bienaventurados, dichosos, felices cuando no solo oímos la palabra de Dios, sino que decidimos ponerla en práctica.
Podemos afirmar como dijo el Apóstol Pablo” para mí el vivir es Cristo “… No son muchos los valientes que permanecen firmes en esa decisión. Porque la verdad es que vivir obedeciendo a Dios en todo, requiere valentía, decisión y constancia.
Sin embargo, nos anima saber que, gozamos de su presencia en nuestra vida, de su providencia y de sus ricas bendiciones.
En su palabra Dios nos rebela su voluntad, podemos elegir obedecer o no, debemos recordar lo la biblia nos dice en Deuteronomio 11:26 -27 nos dice
26 He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición:
27 la bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy,
Dios nos permite elegir, Dios no impone ni obliga a sus hijos a obedecer: tenemos la libertad para escoger si obedecemos o no. Pero él desea fervientemente que le obedezcamos pues él anhela bendecirnos. ¿Hermanos cuál será su elección?
El camino de la obediencia es un camino recto, trazado y dirigido por Dios. Seguirlo requiere determinación, un compromiso real y continuo. Podemos pensar que lo mejor es muy difícil o sacrificado.
Pero si Cristo esta en nuestro corazón y permitimos que Dios guíe nuestros pasos la recompensa es grande; encontrarás la verdadera vida y no solo en esta vida terrenal, sino que tiene promesa de vida eterna, y sus bendiciones nos acompañarán fielmente en todo momento y le dan dirección a nuestra vida.
En Sn. Juan 14: 23 el señor Jesús nos habla personalmente a cada uno de nosotros:
23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.
Mostramos nuestro amor a Dios por medio de la obediencia a su palabra, al vivir conforme a la voluntad de Dios, haciendo nuestra esta promesa. Hermanos, tenemos la certeza, la convicción de que Dios mora en nuestro corazón.
El rey David le aconsejo a Salomón antes de morir, En 1ª Reyes 2:3 dice:
3 Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas;
Este consejo del rey David a su hijo Salomón debe inspirarnos a todos. Si deseamos emprender algo, debemos asegurarnos de que estamos obedeciendo a Dios y que es su voluntad. Así tendremos su bendición y éxito.
Hermanos, estudiemos la palabra, pidamos la dirección de nuestro Dios para entenderla y llevarla a la práctica en nuestras vidas, no podemos dejarla olvidada en cualquier rincón.
Lo que nuestro Señor Jesucristo nos está enseñando es que la vivamos y guardemos su palabra, que la hagamos parte de nosotros mismo y que la cuidemos. La Palabra de Dios tiene promesas para esta vida y en la venidera.
Las cosas en esta vida de un momento a otro dejan de ser, pero La Palabra de Dios vive y permanece para siempre, Oremos a nuestro Dios por medio de nuestro señor Jesucristo para que su voluntad se cumpla en nuestras vidas.
A. I. Nelson Daniel Miranda Giles.















