La gracia de Dios y la esperanza viva (2) – 1 Pedro 1:3-12

Serie: Primera Epístola de Pedro
Meditación bíblica sobre 1 Pedro 1:3-12 por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

La semana pasada iniciamos el estudio de la primera carta de Pedro, y mencionamos como Dios nos ha elegido, una elección que incluso puede ser antes de nacer, que no es conforme al mundo, su elección es un acto de su gracia y amor, pues nada hicimos para considerarnos dignos de tal elección “Todo inicia en Dios”.

Dios nos cambia obrando en nuestra voluntad. Nos ha hecho aptos para obedecer y por medio de la fe en Jesucristo renacemos a una esperanza viva.

“Por su buena voluntad El produce tanto el querer como el hacer” – Filipenses 2:13, ahora daremos lectura a 1 Pedro 1:3-12, que dice:

3Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 5que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. 6En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, 8a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; 9obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.

10Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, 11escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. 12A estos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.

Por esta esperanza viva, que es por la resurrección de Jesucristo de los muertos, tenemos (v3) una herencia reservada en los cielos con tres características especiales que la hacen diferente de cualquier herencia:

  1. Incorruptible: Nadie puede arruinarla o corromperla
  2. Incontaminada: Nadie puede mancharla ni restarle valor de ninguna manera
  3. Inmarcesible: Que no se marchita, jamás puede envejecer porque es eterna, no se puede gastar ni puede desilusionarnos de manera alguna

Todo esto sin duda es mucho que recibir y nos llena de elegía, pues junto con todo esto también alcanzamos la salvación; y nunca olvidemos que todo lo que Dios hace o permite incluso con pruebas y/o aflicciones, siempre es con un propósito. (v7) Que nuestra fe sea hallada en alabanza y Gloria, resultando esta vida como una escuela cristiana de preparación para nuestra vida eterna.

Más adelante en los capítulos 2,3 y 4, el apóstol Pedro nos hablará de estas aflicciones o sufrimientos que nos llevarán a la gloria.

Ahora bien, la fe verdadera es aquella en donde todo lo entregamos a Dios y obedecemos su palabra, sin importar las consecuencias y circunstancias, el amor y la fe van juntos, confiamos en Dios, le amamos a Él porque Él nos amó primero. Confiamos y nos regocijamos en Dios porque él suplirá todas nuestras necesidades, así, las pruebas se vuelven victorias, experimentando ya, un poco de la gloria celestial, algo tan maravilloso, que los ángeles anhelaban ver.

Mas adelante (v13), el apóstol Pedro nos habla de la importancia de mantener nuestro pensamiento centrado en cristo, y vivir con la esperanza de que el regresara, así nos mantenemos apartados de las cosas del mundo que con frecuencia agobian nuestra mente y estorban en nuestro progreso espiritual.

De ahí el llamado del apóstol Pedro a una vida santa (v16), en donde el creyentes través del estudio diligente de la palabra, obrara en él un proceso santificador, meditando en ella, procurando obedecerla, y gozar de la dirección y bendición de Dios.

También menciona nuestro peregrinar, es decir, que estamos de paso en esta tierra, y vamos camino a la morada celestial, en vista de esto el padre, juzgara nuestras obras en un futuro, lo que nos lleva a cultivar una actitud de temor santo, no un temor aterrador como el de un esclavo ante su amo, todo lo contrario, es una actitud de reverencia de un hijo ante un padre, no es un temor al castigo, sino a decepcionar lo y pecar contra su amor. Este es un temor santo.

Finalmente, el apóstol Pedro les recuerda a sus lectores y también a nosotros, lo que éramos; esclavos que necesitaban ser liberados de una vida de esclavitud y vacía, Cristo lo hizo, derramo su preciosa sangre, la cual nos hace dignos, quito nuestro pecado, y nos hizo libres para siempre, dándonos una esperanza viva.

Cuando reflexionamos en lo que Jesus hizo en la cruz sin duda vamos a querer obedecer y vivir vidas santas y victoriosas para Dios en amor y gratitud.

Otro videos de la Serie

Comparte con tus amigos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *